Iglesia, Estado y Sociedad Ruptura y Continuidad 1800-1868
246 religioso del siglo XIX, Reliquias , cuya curaduría estuvo a cargo de la Profa. Sylvia D. Burgos Martínez, y que fue coordinada por el Prof. Edwin J. Mattei Oliveras. Tanto a ellos, como a sus colaboradores y prestadores de obras, les damos las más efusivas gracias. El extraordinario esfuerzo de trabajo realizado en la organización de este Simposio ha dado frutos valiosos con la participación de un grupo excepcional de estudiosos reconocidos que han constituido el corazón de este encuentro, y a quienes agradecemos infinitamente: el conferenciante magistral, Revdo. P. Dr. Álvaro Huerga Teruelo, O.P., a quien también expresamos nuestro gratitud por haberles dado continuidad a los trabajos de Mons. Murga Sanz en la magna obra del episcopologio puertorriqueño que la Pontificia Universidad Católica ha patrocinado; a los ponentes: Dr. Héctor Feliciano Ramos, Dr. Samuel Silva Gotay, Dr. José Rigau Pérez, Dr. Edwin Crespo Torres, Dra. Ivette Pérez Vega, Dr. Arnaldo Gierbolini Rodríguez, Prof. Miguel Virella Espinosa, Rvdo. P. Dr. Fernando Picó, Prof. César Salcedo Chirinos, Prof. Josué Caamaño Dones, Dr. Otto Sievens Irizarry, Dra. Delfina Fernández Pascua, Dr. Arturo Dávila, Dra. María de los Ángeles Castro, Dra. Frances Ortiz Ortiz, Dr. José M. García Leduc, Fray Carlos Rodríguez Villanueva, O.P., Fray Mario A. Rodríguez León, O.P. y Dr. Manuel Alvarado Morales. Las importantes aportaciones de estos conferenciantes ponen de manifiesto la presencia inequívoca de la Iglesia Católica en la larga peregrinación histórica de nuestro país. Uno de los temas que surgió durante el Simposio es el de la esclavitud. El remordimiento de fieles y jerarquía en la práctica de la esclavitud me anima a repetir unas palabras que pronuncié en la Catedral de San Juan de Puerto Rico el 24 de junio de 1999, en ocasión de mi mensaje a los artistas, en el que pedía perdón por la práctica de la esclavitud y el racismo: La Iglesia Católica reconoce que parte de esta separación (del mundo del arte y de la fe) es el resultado de una teología que separa radicalmente el destino final del hombre en la vida eterna de sus esfuerzos para construir un mundo actual más humano. Como ejemplo de las consecuencias de lo que conlleva esta corrupción teológica está el hecho de que esta Catedral en que nos encontramos, expresión de la colaboración entre el arte y la fe, fue construida con la labor de esclavos. Desde el Concilio Vaticano II la Iglesia ha querido responder oficialmente a las preocupaciones legítimas de los que han llegado a sentir los intereses de Dios como una amenaza a la libertad humana. Parte de esta respuesta es el pedir perdón por aquellas acciones contrarias al evangelio que líderes de la Iglesia y fieles hemos cometido que han contribuido a este rechazo moderno de Dios. Como ustedes saben, el papa Juan Pablo II ha querido que la Iglesia se prepare a celebrar la llegada del segundo milenio de historia Cristiana con expresiones de arrepentimiento por estas acciones contrarias al evangelio de Cristo, y por eso aquí, en esta Arquidiócesis, en la Catedral construida con la labor de esclavos, yo quisiera asociar a la Iglesia en nuestra Arquidiócesis a este deseo del Santo Padre y, pidiendo perdón por nuestras fallas, anunciar mi intención de buscar una respuesta adecuada a las preocupaciones legítimas de los que temen la influencia de la fe en la cultura. S.E.R. Mons. Roberto O. González Nieves, O.F.M.
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