Iglesia, Estado y Sociedad Ruptura y Continuidad 1800-1868

27 Los problemas surgieron a cada instante. Y las soluciones no siempre estaban a mano. Dicho en una palabra: se produjo la ruptura de relaciones Estado – Iglesia. Limitándonos a Puerto Rico, señalo algunos aspectos: El obispo Arizmendi felicitó a Fernando VII por su retorno al Trono. 21 Y falleció el 12 de septiembre de ese mismo año. Para ocupar la vacante, ésta y otras, Fernando VII “nombre” a sus fieles. 22 La de Puerto Rico se dio a Mariano Rodríguez de Olmedo, peruano, que era uno de los firmantes del Manifiesto de los persas . 23 En el ejercicio de su obispado (1815 – 1824) disfrutó de algunos años de bienandanza y buen servicio pastoral; pero le pilló el cambio de 1820, que dio el gobierno a los liberales. Uno de los que tuvo que someterse a entonar la palinodia fue el mismo rey Fernando VII: “vayamos por la senda de la Constitución, yo el primero”; a los firmantes del manifiesto , entre los que figuraba el obispo de Puerto Rico, le tocó la china del decreto de pérdida de cargo y de bienes, y la imposición de exilio. Se fue, por tanto, al destierro. Y cuando Fernando VII da otro golpe al timón en 1823 y cancela otra vez la Constitución y recupera el rango de rey absoluto , el obispo Gutiérrez de Olmedo vuelve a la diócesis, y en premio a su fidelidad, Fernando VII lo nombra arzobispo de Santiago de Cuba. Para allá se fue, hasta su fin mortal, acaecido el 23 de enero de 1831. Contaba al morir 59 años de edad. 24 Le sucedió en la sede episcopal de Puerto Rico Pedro Gutiérrez de Cos (1825 – 1833), un venerable anciano, que había apurado el amargo cáliz del destierro, y se desempeñó con admirable y abnegada entrega al servicio de la diócesis. 25 Retomando las aguas del relato más arriba, volvamos la mirada a los primeros años del siglo XIX, para apurar la ruptura y sus consecuencias en Puerto Rico. La desastrosa y también miope política de Carlos IV y de su valido Manuel Godoy, abrió las puertas a Napoleón, ambicioso emperador, que se apoderó traicioneramente de España. Y para colmo, destituyó a Fernando VII, lo metió a él y a su padre en rehenes, e impuso como rey de España a José Bonaparte. La gestión de los invasores provocó la masiva reacción del país, y se sucedió el levantamiento del 2 de mayo de 1808 por coraje de patriotismo sangrante contra invasión francesa. 21 Cf. Carta de Arizmendi a Fernando VII, Mayagüez, 10 julio 1814: AGI, Ultramar , legajo 502, f. 264. 22 Cf. V. PALACIO ATARD, O.c. , p. 70. 23 Nombramiento: AGI, Ultramar , legajo 405, s.f. (17 junio 1815). 24 Cf. HD IX, pp. 11 – 54: “Mariano Rodríguez de Olmedo, 1815 -1824. 25 Cf. Ibid ., pp. 57 – 58: “Pedro Gutiérrez de Cos, 1825 – 1833”. El 12 de octubre de 1832 inauguró el seminario conciliar, tantos años, siglos, anhelado, que va a ser una fragua de cultura en la que se forjan clérigos y seglares, y suple en parte los centros docentes apagados y moribundos de los dominicos y franciscanos, por mor de las tropelías de los gobiernos constitucionales. Cf. A. CUESTA MENDOZA, Historia de la educación en el Puerto Rico colonial , vol. II, Ciudad Trujillo, 1948, pp. 125 – 133; A. DAVILA, “El Seminario Conciliar”, Revista Domingo/ El Nuevo Día , 16 noviembre 1986, pp. 6 – 11; Xavier CIORDIA, “El Seminario Conciliar, fragua de hombres egregios”, Horizontes , 45, 2003, pp. 17 – 62. Crisis de las relaciones Estado-Iglesia en Puerto Rico...

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