Iglesia, Estado y Sociedad Ruptura y Continuidad 1800-1868

49 Guerra de Independencia española, que duró de 1808 a 1814, y de las guerras de independencia de Hispanoamérica, entre 1810 y 1825. el independentismo puertorriqueño de la primera mitad del siglo xix Ya para 1809, y con motivo de la elección especial para seleccionar un delegado puertorriqueño ante el gobierno provisional en armas español, tenemos en Puerto Rico tres tendencias ideológicas: conservadora, liberal reformista y liberal separatista o independentista. En este momento, Ramón Power y Giralt, electo para representar al país en España, y el Obispo puertorriqueño Don Juan Alejo de Arizmendi aparecen como las cabezas visibles del sector reformista. Por la naturaleza ilegal del independentismo, el liderato de ese sector es más difuso y hay que buscarlo en los participantes individuales de cada una de las iniciativas y conspiraciones separatistas que se produjeron entre 1810 y 1830, que no fueron pocas. Entre otras están la conspiración de San Germán de 1810-12; las actividades independentistas en una reunión celebrada en México en junio de 1815; el intento de invasión bolivariana de 1816 por la playa de Fajardo. En la década de los veinte, tenemos los planes de invasión e insurrección de Luis G. Ducoudray Holstein (1821- 1822), el plan de independencia de Antonio Valero de Bernabé y la conspiración de San Juan (1823), las actividades sediciosas de María de las Mercedes Barbudo y un grupo de sus allegados (1821 y 1825), el intento de invasión, supuestamente venezolana, por Aguadilla (1825). Por último, la conspiración de Carolina de 1838, encabezada por Andrés S. Vizcarrondo, la cual habrá que estudiarse más profundamente y que, a nuestro juicio, puede haber sido la más importante y con mayores posibilidades de éxito en la época. Cuando analizamos estas actividades, descubrimos una serie de características del sector separatista las cuales, a nuestro modo de ver, evidencian, en términos generales, las influencias liberales y masónicas que pudieron haber tenido eran muy superficiales, asimismo, la enorme inmadurez política que ese sector experimentó. Esto impedirá —como ocurrió en el resto de Hispanoamérica— el desarrollo de un movimiento político que fuera una alternativa real para el país. No existió conocimiento ni coordinación entre los diferentes individuos y grupos conspiratorios. No tuvieron un liderato central, si se quiere, nacional, a través del cual se lograra no sólo la comunicación y coordinación entre grupos, sino también la planificación política y militar conjunta que estos asuntos requieren. Existió, además, una enorme indiscreción motivada, quizá, por el exceso de entusiasmo, por la falta de malicia o por ambos. A pesar de que entre los conspiradores de Puerto Rico había militares, en términos generales, carecía de la pericia militar adecuada, lo cual, unido a la falta de armamentos y pertrechos, provocó una situación delicada para los futuros insurrectos. El periódo revolucionario de 1775 - 1825...

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