Iglesia, Estado y Sociedad Ruptura y Continuidad 1800-1868

55 convertía en desafío a la obediencia y a la práctica histórica y jurídica de la censura. La argumentación de al posibilidad del progreso y la perfección del orden social en lugar de la concepción medieval de la Iglesia de un mundo condenado, que sólo tenía posibilidades fuera de la historia, constituía otra herejía seminal. Todavía mas, la proclamación de que el hombre puede dirigir la historia y hacerse cargo de su destino sustituyendo la Providencia, era una falta de fe mayor. 3 En España, según sus historiadores, la mayoría de los Ilustrados no arremetieron contra la Iglesia, y el Rey los protegió de la ya debilitada Inquisición a finales del siglo. La postura de los ilustrados españoles ante la Iglesia fue la de indiferencia y dejarla de lado. De hecho, la mayoría de los ilustrados fueron cristianos y hubo prominentes obispos ilustrados que lucharon contra la “superstición” en la religiosidad popular. 4 Pero en los países de mayor espacio de libertad, como Inglaterra y Alemania, los ilustrados arremetieron contra la Iglesia por la irracionalidad de las pruebas de la existencia de Dios y las inconsistencias de la teología. 5 Apesar de la actitud de los ilustrados españoles, la Iglesia enEspaña, por vía de sus teólogos y filósofos tradicionalistas se hizo presente antagónicamente ante los derechos y libertades propuestas por los filósofos y reformistas de la Ilustración, que habrían de ser implantadas revolucionariamente al siguiente siglo. Este clero constituía, para finales de ese siglo XVIII, un formidable ejército de 168,000 3 W.J. Callahan y D. Higgs, eds., Church and Society in Catholic Europe of the Eighteenth Century, Cambridge, 1979; Hans Gross, Rome in the Age of Enlightment: The Post Tridentine Syndrome and the Enlighthment Regime, Cambridge University Press, 1990. 4 Por primera vez en la historia de España católica, se autoriza a los laicos a la libre lectura de la Biblia. El Inquisidor General Felipe Beltrán, autorizó la lectura de la Biblia por los laicos: “se permiten las versiones de la Biblia en la lengua vulgar con tal que sean aprobadas por la silla apostólica o dadas a luz por autores católicos con anotaciones”, decía la autorización que aparece en Teófanes Egido, “La Religión de los Ilustrados”, Historia de España, tomo XXXI, pp. 395-435. Sobre el origen de ese primer liberalismo español véase a Antonio Elorza, La ideología liberal en la Ilustración española, ya citado. Más completo para el periodo en que se agudizan los antagonismos, es Jean Sarrailh, La España ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII, México: FCE, 1957. Sobre las ideas religiosas en el periodo, G.M. Temish, El Jansenismo en España: Estudios sobre las ideas religiosas en España en la segunda mitad del siglo XVIII, Madrid: Siglo XXI, 1972.. 5 Los historiadores, filósofos y científicos de la Ilustración que consideraron las implicaciones del conocimiento racional para las creencias religiosas, entre ellos Gibbons, Hume, John Stuart Mill y sus sucesores en el siglo XIX: Comte, Carlyle, Hegel, Darwin, Feuwerbach, Marx y Spencer, concluyeron que los supuestos de la fe en Dios como creador e interventor en la historia, o como supuesto teórico para el estudio de la realidad natural e histórica, eran innecesarios debido a su imposibilidad de verificación racional. De estos autores mencionados, unos simplemente dejan la religión a un lado sin meterse con ella, otros postulan el escepticismo, otros atacan algunas creencias cristianas como absurdas y contradictorias con la razón, y otros afirman un ateísmo militante como posición filosófica y científica. Sobre esto véase el libro de A.N. Wilson, God’s Funeral, NY: Norton & Co., 1999 y otros análogos como los siguientes: Owen Chadwick, The Secularization of European Mind in the Nineteenth Century, NY: Cambridge University Press, 1975; Y Cornelio Fabro, God in Exile: Modern Theism From Its Roots in the Cartesian Cogito to the Present Day, NJ: Paulist Press, 1968. Sobre los ilustrados del XVIII y los filósofos y científicos del XIX que decidieron entrar en la discusión de lo religioso, vale la pena señalar aquí los títulos a lo menos: Jeremy Bentham, Church of England and Its Cathesism Examined; Charles Darwin, The Descent of Man; Sigmund Freud, Civilization, Society and Religion; Edward Gibbon, The History and the Decline of the Roman Empire; G. Wilhelm Friedrich Hegel, Lecciones de Filosofía de la Religión; David Hume, Dialogues Concerning Natural Religion: Natural History of Religion; T.H. Huxley, Science and the Christian Tradition; William James, The Variety of Religious Experience; Immanuel Kant, Religión en los límites de la razón; Henry Mansel, The limits of religious thought; John Stuart Mill, Three Essays on Religion; Federich Nietzche, Así habló Zaratustra; y Herbert Spencer, The Principle of Ethics. Resistencia de la dirección de la Iglesia Católica...

RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=