Creer y actuar para renacer

14 actas del sexto congreso católicos y vida pública buen hermano mayor de todos los seres creados. La creación, la naturaleza, o el medio ambiente que nos rodea, no puede ser solamente el espacio de una ocupación pacífica o violenta, sino también objeto de una gran preocupación, ya que es la prolongación del hombre mismo, que vive en el mundo como el corazón en el cuerpo. Actualmente, desde todos los sectores humanos, se oyen voces de alerta por el serio deterioro de la hermana naturaleza. Se habla incluso del terricidio o asesinato de la tierra. Es cierto, que en esto, como en muchos otros temas dominantes en nuestra época, se dramatiza fácilmente. Pero también es cierto que los ríos, los mares, los bosques, los campos, las ciudades, los alimentos y la misma atmósfera están siendo víctimas de una ambición incontrolada de no pocos hombres. Por eso es necesario recurrir a todos los medios para humanizar la naturaleza y para que, a su vez, ella nos naturalice. Es un trato entre ambas partes. Es que el primer pacto se rompió con el pecado original, y esta realidad también ha afectado nuestra propia conciencia científica. 4.1 el hombre buscando el equilibrio ante lo creado. El hombre no puede tener otro tipo de relación con su entorno natural que no este basado en el despojo. A lo largo de la historia el “eslabón” ha quebrantado la ley del equilibrio natural: así el hombre hace impotable el agua, irrespirable el aire, contamina el suelo hasta su infertilidad, e implementa planes de manejo y distribución de recursos socioeconómicos con desigualdad e inequidad. Este panorama suele ser denominado como “crisis ambiental” . Desde que el hombre adquiere conciencia de su intervención en el mundo, surgen los planteos éticos. El

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