Creer y actuar para renacer

37 crecer y actuar para renacer el conflicto: la primera es ignorarlo; la segunda es afrontarlo quedando prisionero de él; pero así, queda uno encerrado, sin horizonte, sin camino hacia la unidad; la tercera, que es la que ayuda a ser ciudadano, consiste en meterse en el conflicto, sufrir el conflicto y resolverlo, transformándolo en el eslabón de una cadena, en un proceso. La segunda tensión bipolar tiene que ver con la realidad y la idea: la realidad es, la idea se elabora. Entre las dos debe establecerse un diálogo para no caer en nominalismos o idealismos. Es peligroso vivir en el mundo de la imaginación, del sofisma, de la sola palabra. La idea debe orientarse a persuadir, debatiendo, confrontando ideas, así progresamos juntos. El ciudadano debe partir de la realidad. La tercera tensión guarda relación con la globalización y la localización. Hay que mirar sobre lo global que siempre nos rescata de la mezquindad cotidiana y casera. Al mismo tiempo, no se puede perder de vista lo local, que nos hace caminar sin perder el sentido de la realidad. El punto de síntesis entre lo global y lo local impide que el ciudadano viva en un universalismo globalizante, tan ilusorio como un localismo folclórico y anárquico. “Ni la esfera global que anula, ni la parcialidad aislada que castra”. En la primera todos son iguales, pues todos los puntos son equidistantes del centro de la esfera. Para esta tensión bipolar, ¿cuál es el modelo?, se preguntaba Bergoglio: “el modelo es el poliedro”, porque “el poliedro es la unión de todas las parcialidades que en la unidad conservan la originalidad de su parcialidad”. Y añadía este ejemplo: “Es la unión de los pueblos que, en el orden universal, conservan su peculiaridad como pueblo; es la unión de las personas en una sociedad que busca el bien común”. El “todo” del poliedro, –seguía explicando–, no es el “todo” esférico; este último no es superior a la parte, sino que sencillamente la anula. Un ciudadano que conserva su peculiaridad personal, pero que se mantiene unido a una comunidad, no queda anulado como en la esfera, sino que conserva las diversas partes del poliedro. Buscar en lo universal la unión de lo local, conservar al tiempo la peculiaridad, significa construir puentes. Hay que actuar en lo pequeño, en lo próximo, pero con la perspectiva global. Esto lleva al cuarto principio: el todo es superior a la parte. Merecía la pena detenerse con cierta calma en estos cuatro principios

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