Cristianos en salida, santos del presente

101 cristianos en salida, santos del presente El ser maestro hoy en el Perú es una realidad. El maestro debe convertirse en un promotor de la vida por lo que debe respetarla, amarla y defenderla. ¿Por qué? En los momentos actuales en que la vida humana está pasando por una de sus mayores crisis, se le menosprecia, se le pospone a diversos tipos de intereses políticos, sociales e ideológicos. Por ello, es en estos momentos cuando el maestro es el llamado a proclamar con su enseñanza y con el ejemplo de su vida que el valor más importante que tiene la humanidad es precisamente la vida, la esperanza de una nueva sociedad más digna y fraterna, más justa y humana, con su aporte de creatividad que debe demostrar a través de su enseñanza que sí es posible un cambio, que la transformación hacia una sociedad más humana y misericordiosa es posible. El ser maestro hoy en el Perú es un desafío. El maestro también está llamado en estos momentos a ser un profeta de la paz y la unión. La voz profética del docente debe anunciar el cambio que conduzca hacia la paz, debe denunciar todo lo que conduzca a la violencia. Su meta es la meta de Cristo: que todos los hombres reciban la paz que nos dejó y que vivan en la comunión de hermanos en la presencia de un mismo padre. Asimismo, el maestro hoy lucha con su palabra y el ejemplo de su vida por la dignificación del magisterio para que el maestro logre en la sociedad ser aceptado y reconocido en lo más profundo de su papel de guía, de compañero, de amigo de las generaciones que se están formando. El maestro también es el encargado de construir la civilización del Corazón de Jesús, lo cual implica la entrega de la propia vida para poder generar vida auténtica en los demás. La civilización del Corazón de Jesús es aquella en que la actitud de dar está antes que la de reclamar, la actitud de aceptar antes que la de rechazar, la actitud de amar sobrepasa a la de odiar. El maestro debe ser hombre de oración. Su tarea, como hemos podido ver, es un verdadero reto y solo le podrá hacer frente si tiene un sólido fundamento en una estrecha relación con Dios, una auténtica amistad con Jesucristo que le permita caminar como maestro en el mundo de hoy.