Cristianos en salida, santos del presente
14 actas del vii congreso católicos y vida pública Pero este pacto no produce el imaginario colectivo necesario para formar y formular la utopía del futuro y tener la suficiente dosis de perspectiva de nostalgia hacia el pasado. Es cierto que existen proyectos de futuro optimistas, ¿saben cuáles? Los diseñados a partir de la biotecnología y de la cibercultura. Este diagnóstico nos debe llevar a plantearnos hasta qué punto nuestra sociedad, desde la cultura, quiebra en dos aspectos claves: la trasmisión, se ha quebrado la cadena de transmisión cultural; y la capacidad de generar imaginarios futuros, utopías de esperanza. La globalización y el encuentro, que no choque o solo choque, de culturas y civilizaciones aumenta la incertidumbre sobre qué debemos transmitir y por qué de nuestras tradiciones. No olvidemos que la cultura es, propiamente, lo que se transmite. Además, se da la paradoja, ahora que estamos ante una generación sumida en la bruma de una ruptura inédita, una generación que desiste de transmitir a la siguiente lo que debería darle, el conjunto de saber, los puntos de referencia, la experiencia humana básica que se constituye a partir de la confianza que nace en la relación humana. Y se niega a transmitir eso porque rompió los escaparates del pasado con los adoquines de París. La percepción del futuro está vinculada a la confianza que se tiene en el hoy. La confianza: en quién confiamos, en quién ponemos nuestra confianza, en qué ponemos nuestra confianza. La confianza es uno de esos valores en acto que todos compartimos, la confianza es una condición indispensable para vivir, es una dimensión de la existencia imprescindible que muchas veces reconocemos cuando la hemos perdido. Apostar por la confianza significa dar oportunidades a la libertad, crear ámbitos de educación en la confianza significa crear espacios que eduquen en libertad. La confianza afianza los vínculos sociales y favorece la aceptación del don del otro, y del Otro como don, la fe. Escribía Mará Zambrano: “Difícil abandonarse a la vida con confianza, dar crédito a cosa alguna, difícil creer en nada si no hemos ido creciendo así, sintiéndonos guiados por una mano fuerte y delicada que sabe medir, mirados por una frente ante la cual no cabe ninguna simulación; enlazada nuestra fragilidad a un principio invulnerable.
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