Cristianos en salida, santos del presente

37 cristianos en salida, santos del presente el riesgo de ver la solución de su crisis de credibilidad como una tarea administrativa u organizativa. Tales medidas pueden ser necesarias, pero no son suficientes, porque “la herida en la credibilidad toca neurálgicamente nuestras formas de relacionarnos” lo que hace falta es una conversión, una metanoia, en “nuestra manera de rezar, de gestionar el poder y el dinero, de vivir la autoridad”. Para ello, dice, hacen falta “pastores maestros de discernimiento” ya que “las ideas se discuten, pero las situaciones vitales se disciernen”. Después de meses en que el papa buscaba “enfocar bien el problema” evitando estas varias tentaciones para evadir la conversión, vino un ataque al papa que era un ejemplo de precisamente las tentaciones. El arzobispo Carlo Viganó, anterior nuncio a los EE. UU., durante la visita papal a Irlanda, lanzó un ataque feroz contra Francisco, intentando hacerlo responsable del escándalo del cardenal McCarrick. Pretendía que el origen del mal era una falta de adhesión a la “verdad” –o sea, ideas– buscaba chivos expiatorios (el papa, los curas gay, los liberales) y apelaba al funcionalismo, es decir, a medidas jurídicas para erradicar el pecado. Se enfocaba en una reforma restauradora tipo jurídico-organizativo en vez de la conversión institucional. Y, lo que es muy significativo, rechazaba en absoluto la idea de que la crisis tuviera que ver con el clericalismo. Desde la Santa Marta, Francisco en sus homilías invitó al pueblo de Dios a discernir los espíritus detrás de esto, describiendo al diabolos como el Gran Acusador que acusa a otros, nunca a sí mismo. 9 La respuesta de Viganó y sus aliados es clericalismo puro y duro. Para el exnuncio la respuesta a la crisis no depende de la gracia y la misericordia de Dios, sino del esfuerzo pelagiano de una purificación moral y la expulsión de grupos considerados heterodoxos. Por lo tanto, no se ve ninguna necesidad de la transformación de la cultura, las relaciones o la mentalidad dentro del seno de la Iglesia. Y es obvio que para el exnuncio, como para los grandes populistas de este momento, el pueblo es un instrumento para lograr una finalidad política: en este caso, remover al papa para restaurar una guerra cultural. El único papel del pueblo es esencialmente pasivo. La carta de Viganó está diseñada para indignar y excitar al pueblo, no para escucharlo ni para invitar su participación. 9 Christmas greetings to the Roman Curia (21 December 2018)

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