Cristianos en salida, santos del presente

98 actas del vii congreso católicos y vida pública preámbulo La realidad actual: Esta se contextualiza entre luces y sombras en el sentido de que la realidad planetaria está en crisis, el mundo está en crisis, el ser humano está en crisis, los pueblos están en crisis; en concreto la persona está en crisis. Todo nos desalienta y no encontramos la luz ni el camino a seguir. Porque el problema es que no se dispone todavía de la cultura necesaria para enfrentar esta crisis: la cultura del descarte que se impone y la cultura de la corrupción, la deuda ecológica, el paradigma tecnocrático y simplista. Todo lo anterior, dicho por el papa Francisco cuando habla del error del antropocentrismo despótico. Precisamente esto sucede cuando colocamos al ser humano al centro de todo como la fuerza única, la cosa importante (Ceas, 10 al 33). Loparadójico: es que la realidadplanetaria noha perdido su espiritualidad: El Espíritu de Dios me ha ungido para llevar la Buena Nueva (Isaías 42,1), el horizonte, el camino, la esperanza, porque la libertad humana es capaz de limitar la técnica si se amplía la mirada hacia otra clase de progreso: uno más sano, más humano, más social y más integral. Porque el Dios que libera y salva es el mismo que creó el universo. Porque todas las criaturas del mundo tienen un amo. Porque nadie puede quitarnos nuestra dignidad humana. Dios siempre puede trabajar en nuestro corazón. Por eso, todos estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia universal. (Ceas, 20) primera reflexión la iglesia en salida La Iglesia es misión, entonces no tenemos otra dicha ni otra prioridad que ser instrumentos del Espíritu de Dios en la Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos; no obstante todas las dificultades y resistencias (DA,14). La misión del laico es ser luz del mundo. Cada laico cristiano y cada comunidad cristiana discernirá cuál es el camino al que el Señor lo invita a aceptar. Salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del evangelio (EG, 20) con la fuerza y el ardor de un nuevo

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