El desafío de una educación solidaria
120 actas del viii congreso católicos y vida pública crear poético.» 2 Y ello porque el hombre, lo crea y sea consciente o no, está hecho a imagen de Dios y toda persona está capacitada para conocer a Dios y entrar en comunicación y comunión con Él. 3 De aquí que la base que nos mueve para afirmar y confirmar la vocación universal a la mística remita necesariamente a aquella sabia afirmación del Concilio Vaticano II: “La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios”. Desde su mismo nacimiento, el hombre es invitado al diálogo con Dios (GS 19). El don de la experiencia mística es, por tanto, inherente a la naturaleza humana, y se armoniza plenamente con la llamada universal a la santidad (LG 19) 4 , ya que la santidad no es otra cosa que vivir la unión con Dios, disfrutar de su presencia y hacerla transparente en un estilo de vida sencillo conforme a su voluntad, como el de la Virgen María, el prototipo más auténtico para una vida mística en la vida diaria. Para llegar a estas certeras y luminosas afirmaciones conciliares, la comunidad creyente ha tenido que recorrer un largo camino, partiendo de la praxis educativa de Dios con su pueblo, siguiendo con la praxis evangelizadora de Jesús, pasando por la comunidad primitiva y por el amplio espacio de la reflexión cristiana y la experiencia creyente. Sin embargo, no podemos pensar que la vocación universal a la comunión con Dios sea una conquista de la reflexión o un fruto del esfuerzo humano. Básicamente su fundamento se encuentra en la autodonación de Dios Padre en Cristo por el Espíritu, que se concreta de manera irrevocable en la encarnación del Verbo, y se sella definitivamente en la muerte y resurrección de Cristo, en quien la naturaleza humana ha sido tan hondamente renovada y tan altamente engrandecida que ya «nada ni nadie nos puede separar», como lo celebra la liturgia 5 . 2 M.R. Del Genio, Mística. Notas históricas , en: L. Borriello, E. Caruana, M.R. Del Genio, N. Suffi (Dirs.), Diccionario de Mística , Madrid, San Pablo 2002, 1183. 3 Para acercarnos un poco más, podemos apoyarnos en una formulación conceptual, en perspectiva cristiana, según la cual «la mística es la experiencia personal, familiar, íntima de encuentro con Dios, con el Dios uno y trino, con el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo en el Espíritu.» Uribarri Bilbao, G., SJ, La mística de Jesús. Desafío y propuesta , Sal Terrae, Bilbao 2016, 28. 4 Literalmente la afirmación del Concilio Vaticano II es: “Toda la Iglesia, ya pertenezcan a la jerarquía ya pertenezcan a la grey, son llamados a la santidad según aquello del Apóstol”: “Porque es la voluntad de Dios, vuestra santificación” (1Tes 4,3. Ef 1,4)» (LG, 19). 5 Prefacio de la Plegaria Eucarística I sobre la reconciliación. Su fundamento en: Rm 8, 35-39.
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