El desafío de una educación solidaria
126 actas del viii congreso católicos y vida pública a Cristo, su obra salvífica y proclamarlo como Señor (1 Co 12, 3). Y es igualmente claro que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo en el cual podemos dirigirnos al Padre con el mismo reconocimiento y confianza con que lo hacía Jesús, al poderlo invocar también nosotros como Abbá (Ga 4, 6). Así el Espíritu nos da la certeza de que todos los que somos guiados por Él somos Hijos de Dios (Rm 8, 14); se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios (Rm 8, 16), y ora en nosotros para que en Él podamos pedir como conviene (Rm 8, 26). • El Espíritu Santo es el que hace de cada persona una criatura nueva, el que forma en nosotros a Cristo, el que hace esa nueva encarnación en la que es engendrado Cristo en cada bautizado (Ga 4, 19), haciendo posible, de esta manera, que todos podamos disfrutar de la vida mística que se da gratuitamente en nuestro interior y se manifiesta en la vida de solidaria comunión con los demás. • Siendo el Espíritu Santo el verdadero iniciador, conductor y transformador en el misterio de Cristo, es el auténtico mistagogo del cristiano. La vida del cristiano, por tanto, es una vida en Cristo y en el Espíritu. Infundido en nuestros corazones (Rm 5, 5), el Espíritu no es una norma externa que conduce la vida del creyente, sino que es, ante todo, el ámbito en el que todo creyente vive, se mueve y está en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo en la comunidad de los hermanos que constituyen así el cuerpo místico de Cristo. • El Espíritu es el aliento que da la vida, la sostiene y la recrea continuamente. La vida en el Espíritu se experimenta como un don maravilloso del Dios creador y vivificador, cuyo Espíritu se ha apoderado del centro mismo de cada persona 10 , de su corazón, para la realización plena de la existencia humana. Su potencia tiene que desenvolverse en la vida de toda persona como don que hace posible una nueva existencia. Pero como don que es, no actúa mágicamente, ni sin la persona ni contra la persona; ni 10 S. Vidal, La vida según el Espíritu. Reflexiones desde las cartas de Pablo , SM, Madrid 1994, 8-9.
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