El desafío de una educación solidaria

29 el desafío de una educación solidaria isla, como si se pudiera ser felices solos. Por otro lado, no faltan puntos de vista ideológicos y poderes políticos que han aplastado a la persona, la han masificado y privado de esa libertad sin la cual el hombre ya no se siente hombre. En esta masificación están también interesados poderes económicos que quieren explotar la globalización, en lugar de fomentar un mayor intercambio entre los hombres, simplemente para imponer un mercado global del que ellos mismos dictan las reglas y cosechan los beneficios. El yo y la comunidad no son competidores entre sí (…). Esto se aplica todavía más a la familia, que es la primera célula de la sociedad y donde se aprende a convivir. En definitiva, “el concepto de persona, nacido y madurado en el cristianismo, contribuye a perseguir un desarrollo plenamente humano. Porque persona siempre dice relación, no individualismo; afirma la inclusión y no la exclusión; la dignidad única e inviolable y no la explotación; la libertad y no la coacción”. El documento de la Congregación resume, con base en textos de organizaciones internacionales, las múltiples crisis del mundo contemporáneo, que alcanzan con frecuencia extremos dramáticos, especialmente en el ámbito de las migraciones. Pero no olvida que “la globalización de las relaciones es también la globalización de la solidaridad” (n. 5). Justamente porque la cuestión social es antropológica (Benedicto XVI, Caritas in veritate , 75) exige ponerla en primer plano de los sistemas educativos. Esa tarea forma parte de la misión y de la experiencia de la Iglesia, como expresó la declaración Gravissimum educationis del Concilio Vaticano II. Frente al influjo de tantas ideologías proyectadas sobre la enseñanza, es necesario, en palabras de Francisco, “humanizar la educación; es decir, transformarla en un proceso en el cual cada persona pueda desarrollar sus actitudes profundas, su vocación y contribuir así a la vocación de la propia comunidad”. Lógicamente, la prioridad corresponde a la persona y a la familia “con una concepción correcta de la subsidiariedad” (n. 9). Una educación solidaria afrontará también los desafíos planteados en nuestro tiempo por la convivencia multicultural, para superar incomprensiones y conflictos. “En realidad, las dificultades son a menudo

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