El desafío de una educación solidaria

53 el desafío de una educación solidaria nuestro Padre celestial envió sus ángeles custodios y cuidaron de ella. Sin lugar a dudas, así fue. Al igual que la casa que siempre está sola. Yo he hecho con ella lo que he podido. De ahí en adelante “Señor cuida de mi casa, ya yo no puedo hacer nada más”. Hasta el día de hoy todo muy bien. Bueno, les testifico que siempre el Señor ha cuidado de mí, me ha cultivado a través de toda la vida. Me ha encantado siempre dar clases, como decía el compañero, es una donación que uno hace de la experiencia. He ido a terremotos en diversos países, todo eso era una preparación para lo que sucedió ahora. Aprendí de la desgracia de tantos países hermanos para poder asimilar lo que nos ha estado pasando en estos días y poder ayudar a asesorar a los hermanos del sur. Siempre pensando que Dios cuida de nosotros y nosotros tenemos que cuidar de su obra.

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