El desafío de una educación solidaria

70 actas del viii congreso católicos y vida pública varón. Pero deseamos calma, paz, luz, sentido de la vida, hogar, familia, ternura, firmeza y valor. ¿Qué evoca la palabra “madre”? El genio femenino es eso. Si no lo educamos en la mujer, si esta lo rechaza por “represivo¨, si esta prefiere el poder, el activismo y la lucha, haciéndose eso mismo que critica en el varón… ¿quién creará una sociedad solidaria donde vivamos, no tanto de poder cuanto de amor? Cuestiono y niego que la liberación de la mujer y de la persona esté solo, o principalmente, en el éxito laboral. Cuestiono y niego, por tanto, que la educación de la mujer consista solo, o principalmente, en hacerla competitiva, igual o superior a los hombres en el trabajo. Aceptar esto como esencial pienso que es ideología. Hace medio siglo el Vaticano II lanzaba el desafío a las mujeres: Ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumpla en plenitud, la hora en que lamujer adquiera en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzado hasta ahora. Por eso, en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga... Vosotras, las mujeres, tenéis siempre como misión la guarda del hogar, el amor a las fuentes de la vida, el sentido de la cuna. Estáis presentes en el misterio de la vida que comienza. Consoláis en la partida de la muerte. Nuestra técnica corre el riesgo de convertirse en inhumana. Reconciliad a los hombres con la vida. Y, sobre todo, velad, os lo suplicamos, por el porvenir de nuestra especie. Detened la mano del hombre que en un momento de locura intentase destruir la civilización humana”. ( Mensaje a las mujeres. 8-12-1965. Clausura del Concilio) En los 65 años que nos separan del Concilio algunas han aceptado el desafío, otras, demasiadas, se han puesto en contra de la vida. Aceptemos ahora el desafío (lucha, reto, combate) de educar a la mujer según su genio, ¿cuál? la maternidad. Propondré, según ello, unas claves para su educación y para un “nuevo feminismo”, que, en realidad, no es nuevo.

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