El desafío de una educación solidaria

72 actas del viii congreso católicos y vida pública feminismo niega la diferencia. No defendemos este modelo de ser mujer. B. lo que el modelo del feminismo radical propone basado en una libertad absoluta, que niega la naturaleza: poder, actividad exterior, lucha, igual que el del hombre. Aceptarlo así sería admitir estos valores como valores a imitar, y precisamente ahora, en que se valora el pacifismo. Imagínense una sociedad en que educáramos a niños y a niñas en estos valores. La sociedad se autodestruiría, y no sería una educación en la libertad, ni solidaria, sino un doblegarse a la cultura dominante, individualista. Sería doblegarse al imperialismo neoliberal postmoderno. Este feminismo es “antifemenino” 3 . No es ser mujer, pues, imitar al varón, cerrar los puños y gritar. Tampoco es esto, propiamente, el genio masculino. Tener genio, “mal carácter”, no es ser “genio”, ni el varón, y menos la mujer. Su fortaleza está en otra parte. En esta línea, el papa Francisco señala dos errores en la consideración del “genio” femenino: Hay dos peligros, siempre presentes, dos extremos opuestos, que mortifican a la mujer y a su vocación. El primero es reducir la maternidad a unpapel social, a una tarea, que, aunquenoble, de hecho arrincona a la mujer y a sus potenciales; no la valoriza plenamente en la construcción de la humanidad. Sucede en el ámbito civil y en el eclesial. Y como reacción, hay otro peligro opuesto, el de promover un tipo de emancipación que, para ocupar los espacios sustraídos por lo masculino, abandona lo femenino con los rasgos preciosos que lo caracterizan (12-10-13. 25 aniversario de la Mulieris dignitatem ). Fijémonos que el papa ha dicho: “reducir la maternidad a un papel social”, no niega ese papel sino su reducción: La maternidad es mucho más que eso. Entonces, así como el modelo feminista radical, bajo apariencias de libertad, pretende imponer a esta una identidad (masculinizante) dura, activa, insumisa, independiente, el modelo de la servidumbre la presenta como sumisa y abnegada madre de familia. En otro sentido, pero dentro de este modelo de servidumbre, presenta a la mujer como débil, blanda, 3 Cf. Trillo Figueroa, J. (2007): Una revolución silenciosa. Libros libres. Madrid.

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