El desafío de una educación solidaria
73 el desafío de una educación solidaria coqueta, un poco tonta, “objeto” pasivo, de placer o dominio por parte del varón. C. blandura, debilidad; no es un cuerpo que la mujer vende. Es verdad que el término “mujer” procede de “ mollis ”, “blando”, pero este término, “blando”, como el de “fuerte” ( vis viris ) aplicado al varón ( vir, viri ) es análogo: se puede aplicar a lo físico o a lo espiritual, y con diversos sentidos. Puede haber fortaleza física y debilidad espiritual y debilidad física y fortaleza espiritual, que es la principal, y esta se compagina con la flexibilidad y “blandura”. Entonces, ¿Qué es el “genio femenino”? el genio femenino es Recordemos la segunda definición de la Real Academia Española: “capacidad mental extraordinaria de crear algo nuevo” ¿Qué es lo más grande que se puede crear o ayudar a crear? ¿Tecnología? Sabemos de sobra que no. Creo que si hiciéramos una encuesta universal sobre qué es lo más necesario y mejor que se pudiera crear, la respuesta sería: la persona, la paz, el amor, la unidad, la felicidad, la familia… ¿Quién tiene un genio especial para ello? la mujer. La mujer “urdidora de paz”, así la definió un pedagogo alemán, Foerster 4 . En esta línea, Juan Pablo II acuñó el término “genio femenino” en la carta apostólica Mulieris Dignitatem , si bien el contenido ya había sido intuido de alguna manera por san Juan XXIII y el beato Pablo VI. Su línea la han seguido Benedicto XVI y Francisco. El genio femenino es justo esa síntesis o armonía entre suavidad, blandura ( mollis ) (que no es debilidad) y fortaleza ( vis ), que es ser viril y no varonil (vir). Esta armonía le permite ser artífice de paz, no de discordia; para lo cual se necesita muchísima fortaleza y creatividad — que no es activismo ni tecnociencia—. La sociedad del “descarte” necesita la novedad del “genio femenino” para ser solidaria —“sólida”, no “líquida”—. Así tendrá que ser la sociedad “post-postmoderna”, pues siguiendo la lógica postmoderna, 4 Foerster, W: Temas capitales de la educación. Herder, 1963. P. 60, 61.
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