El desafío de una educación solidaria
Valentía para formar a los jóvenes Dra. Carmen Fernández de la Cigoña directora del Instituto CEU de Estudios de la Familia Madrid, España Al afrontar esta cuestión de la valentía que se necesita para formar a los jóvenes, en lo primero que pensé fue si valentía era el término adecuado. Inmediatamente me venían a la mente otras consideraciones: privilegio, responsabilidad, honor, vitalidad. Aunque, sin duda, cuando la dirección del Congreso planteaba este título, no era una equivocación, ni una mera cuestión terminológica. De hecho, tantas veces he pensado en esos términos cuando reflexionamos, yo misma y con otros colegas, acerca de la vocación que desarrollamos. Porque nome cabe ninguna duda de que la tarea de formar jóvenes es una auténtica vocación y, desde una concepción antropológica cristiana, una vocación sagrada. En el desarrollo de esta vocación hay que responder a una serie de interrogantes: ¿En qué se debe formar? ¿A quién debe formar? ¿Quién debe formar? ¿Cómo debe formar? Pero todo ello no tiene mucho sentido, o al menos no tiene efectividad, si al mismo tiempo no nos planteamos el entorno, la realidad misma. Este punto de partida es esencial y a veces lo obviamos, pensando en un ambiente y en un proyecto de educación, de formación que, por demasiado idealista, no es capaz de tocar la realidad. Y si queremos influir y cambiar el entorno, si sentimos la vocación y la urgencia de participar
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