El desafío de una educación solidaria

90 actas del viii congreso católicos y vida pública en la formación de los jóvenes y que ellos sean capaces de afrontar y de mejorar el futuro, es imprescindible que conozcamos y entendamos la realidad y el contexto en los que se mueven los jóvenes. No sé puede cambiar la realidad si no se conoce. Este conocimiento no implica renunciar al ideal, no significa que porque haya que saber cuál es el ambiente, eso implique comulgar con él. Precisamente por ello, en esa formación hay que estar a su vez muy bien formado para no dejarse llevar por una serie de argumentos y estímulos que empujen en la dirección contraria. Así que, aunque no es la cuestión central, habrá que abordar también la formación de los formadores que, en este desarrollo, se convertirá en punto neurálgico, casi piedra angular sobre la que construir el edificio. Lo cierto es que la transformación que ha sufrido la sociedad actual se ha producido en muy poco tiempo y a una velocidad vertiginosa. Los cambios son constantes y hacen que, de una generación a otra, el entorno en que se desarrolla la vida cotidiana sea completamente distinto en sus “valores” más reconocibles. Tanto, que dificulta la comprensión en la comunicación intergeneracional puesto que el paradigma es muy distinto. Este cambio tiene su origen en distintas causas cuya confluencia ha posibilitado la realidad en la que vivimos y especialmente en la que se desarrolla la vida de los jóvenes hoy. El cambio de la configuración de las relaciones geopolíticas comienza después de la II Guerra Mundial pero, a partir de ahí, se encuentra en transformación permanente, con viejos protagonistas que en ningún caso quieren perder su papel fundamental, pero con la aparición de nuevos actores que reclaman, de formas muy diversas y más o menos pacíficas, su propia consideración y su porción de influencia en este nuevo mundo que se reconfigura continuamente. En esta nueva configuración, junto con las grandes potencias y el papel de la vieja Europa, intérpretes fundamentales van a ser las nuevas realidades de lasmigracionesmasivas, denuevopormotivos distintos, que hacen que millones de personas con una cultura y unas tradiciones muy distintas irrumpan en unos escenarios que consciente y voluntariamente van perdiendo desde hace tiempo su propia identidad 1 . Y otra muestra 1 San Juan Pablo II, Santiago de Compostela, 1982, “Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma . Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces”.

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