El desafío de una educación solidaria

93 el desafío de una educación solidaria El elenco de las distintas fobias que se señala en las leyes LGTBIQ de mi patria es una clara manifestación de ello 6 . Desde esa perspectiva, supuestamente liberadora, se alteran los principios jurídicos básicos como la presunción de inocencia, se invierte la carga de la prueba, o se sentencia con penas distintas la comisión de un mismo delito. 7 Y todo ello con una serie de consecuencias que va mucho más allá del ámbito específico de la ley puesto que, junto con el capítulo punitivo, prácticamente la totalidad de estas leyes desarrolla un capítulo sobre educación en el que se da una serie de principios para su inclusión en el desarrollo de los planes de estudio desde la etapa de primaria. Esto pretende, sin ninguna duda, influir y cambiar el desarrollo y la formación de un criterio propio en las nuevas generaciones que se vayan formando. Quedan aún otros dos factores que, a mi entender, configuran este nuevo panorama social y lo hacen tan frágil ante una serie de agresiones constantes. El relativismo que se predica y se convierte falazmente en absoluto. La afirmación del pensamiento débil, de la sociedad líquida, cambiante en cada momento y que se adapta a las circunstancias de cada momento es la tónica general de nuestra época. Sin embargo esa adaptación se vuelve estéril precisamente porque el relativismo, la afirmación del todo vale, va haciendo que las personas y las sociedades poco a poco pierdan sus raíces, y así queden al albur de los cambios permanentes y drásticos. Desde hace algunos cursos me encuentro en las aulas universitarias alumnos que me explican con toda naturalidad que ellos ya saben, puesto que así se lo han explicado, que el bien y el mal no existen. Explicación que reciben en sus colegios y que asumen, de nuevo de manera acrítica, porque es uno de los aprioris de ese relativismo. Si todo es relativo, si todo depende de la persona individualmente considerada, y por lo tanto todo es subjetivo, el bien y el mal no existen. Pero la realidad y sus propias vidas contradicen esta afirmación relativista y tan absoluta. Todos ellos están de acuerdo en que hay una serie de actos que están mal, que son malos en sí mismos. 6 Surge toda una nueva nomenclatura que se esgrime para descalificar al contrario, a todo aquel que no comulga con esta ideología 7 Baste ver toda la legislación española autonómica LGTBIQ en la que, desde 2016, aparece un capítulo específico en el desarrollo del articulado de las leyes denominado “inversión de la carga de la prueba”.

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