El sistema de función pública en Puerto Rico: origen, esplendor, crisis y visión del futuro

124 pontificia universidad católica de puerto rico reflexiones finales Un principio importante de la Doctrina Social de la Iglesia se relaciona con el rol subsidiario del Estado para el logro del bien común en una sociedad. La administración pública, como componente del Estado, juega un rol fundamental en el mantenimiento del orden social. La importancia de una administración pública profesional, adiestrada y funcional es vital para el desarrollo adecuado de una sociedad. Como se ha mencionado en las páginas anteriores, este rol de la administración pública como instrumento de racionalidad e institucionalidad se hace más patente en momentos de desastres naturales y de otros creados por el hombre (terremotos, tsunamis, huracanes, ataques terroristas, epidemias, entre otros). Es a través de las organizaciones que componen la administración pública de un país que la calma y el orden vuelven a la vida de los ciudadanos tras un desastre. Así pues, aunque su rol no sea tan visible en tiempos de paz y normalidad, la administración pública es igualmente importante en ellos. Asimismo, un sistema moderno y profesional de administración pública es vital para la modernización del Estado. En las décadas de los 40 a los 60 el País fue testigo de la “Era de Oro” de la administración pública. Esta, conjuntamente con otros componentes del Estado y la sociedad, lograron la superación de muchos males sociales que aquejaban a la Isla y se comenzaba a modernizar el aparato estatal a tal punto, que muchos países de la región enviaban a sus funcionarios a educarse en Puerto Rico. Lamentablemente, desde finales de la década de los 60, valores ajenos a la sana administración pública y al bienestar del País, como la política partidista y la corrupción, fueron echando raíces en la administración pública y entre algunos de sus funcionarios. El pueblo ha sido testigo de la forma en que los administradores han operado cambios en el sistema de función pública sin que mediara la profundidad requerida para atemperar el servicio civil de Puerto Rico a los tiempos actuales. Más aún, mientras por un lado se legislaba con esa intención, por el otro se politizaba el sistema de función pública. Así pues, prácticas tales como el nombramiento de empleados de confianza, temporeros e irregulares, sin la capacidad y vocación necesarias para el servicio público, lesionaron las posibilidades de un

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