El sistema de función pública en Puerto Rico: origen, esplendor, crisis y visión del futuro

78 pontificia universidad católica de puerto rico a personas que hayan laborado dos años o más en alguna dependencia del gobierno. Esto mantiene al País expuesto a nombramientos de este tipo, lo cual pudiera agravar aún más la crisis económica, además de que resulta contrario al desarrollo de un sistema profesional de función pública en Puerto Rico. 3. La falta de una visión estratégica de los recursos humanos en el sector público: por múltiples razones, históricamente se han perdido oportunidades valiosas para provocar un salto cualitativo en la calidad del sistema de función pública en Puerto Rico. Así pues, siguiendo a Lindbloom (1980) podría decirse que los cambios promovidos por la legislación de servicio civil del País, han promovido que se incrementen las políticas públicas relacionadas con los recursos humanos en el sector público. Es decir, que en lugar de promover cambios profundos en las estructuras y en el funcionamiento del sistema de función pública, se ha perpetuado el control político de las estructuras relacionadas con la función pública y se ha coartado la profesionalización de la misma. De hecho, en términos de estructura, actualmente el sistema de servicio civil de Puerto Rico tiene un diseño similar al que se estableció en la Ley 345 de 1947, por no destacar sus semejanzas con la Ley de 1907. Así pues, salvo el derecho a sindicación de los empleados públicos que se encuentra “arrestado” desde la implantación de la Ley 7 de 2009 (Gobierno de Puerto Rico, 2009) y la reciente legislación respecto del empleador único y los otros estatutos discutidos en la sección anterior, el sistema de función pública en Puerto Rico ha cambiado poco desde sus orígenes. Más aún, si se toman en cuenta los efectos de la política partidista, la aprobación de legislación que les otorga la permanencia a empleados irregulares y por contrato después de dos años, y la pérdida de derechos y prestaciones, resulta evidente que el sistema público del País parece haber involucionado si se le compara con su estado en las décadas de los 50 y 60. De ser puntero en América Latina y el Caribe, hoy el sistema de función pública en la Isla denota un rezago y un desgaste mayor que el de la mayoría de los sistemas de la región.

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