Análisis de la situación de los adultos mayores en Puerto Rico
16 cuadernos de investigación social y económica pontificia universidad católica de puerto rico También, destacó el rol de los abuelos en la evangelización de sus nietos al señalar: ¡En cuántas familias los nietos reciben de los abuelos la primera educación en la Fe! (Núm.13) y les ofrecen consuelo a aquellos adultos mayores que se encuentran en una situación precaria por condiciones de salud, soledad, enfermedad u otros motivos (Núm. 13). Más aún, el Santo Padre muestra su aprecio por “todas aquellas iniciativas sociales que permitan a los ancianos, ya el seguir cultivándose física, intelectualmente o en la vida de relación, ya el ser útiles, poniendo a disposición de los otros el propio tiempo, las propias capacidades y la propia experiencia” (Núm. 16). Una mirada similar a la del San Juan Pablo II, sobre los adultos mayores, la comparte el Papa Francisco en una conversación con los periodistas en su viaje a la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, Brasil, en el 2013. En esa conversación, el Papa Francisco señalaba a los periodistas, “Tenemos que alentar la cultura del encuentro y borrar la cultura del descarte. Los jóvenes, en estemomento están en crisis y estamos acostumbrados a esta cultura del descarte; con los ancianos se hace demasiado a menudo. Y ahora incluso con tantos jóvenes sin trabajo, también para ellos llega la cultura del descarte ” (Radio Vaticana, 2013, énfasis nuestro). De forma similar, el Papa Francisco en una Homilía en Santa Marta el 19 de noviembre de 2013, sostuvo que: Un pueblo que no custodia a los abuelos, un pueblo que no respeta a los abuelos, no tiene futuro, porque no tiene memoria, ha perdido lamemoria. Oremos por nuestros abuelos, nuestras abuelas, que tantas veces han tenido un papel heroico en la transmisión de la fe en tiempos de persecución (Radio Vaticana/Camino Católico, 2013). Asimismo, este Pontífice planteó lo siguiente a los feligreses: “Nos hará bien pensar en tantos ancianos y ancianas, tantos que están en casas para ancianos, y también en tantos – es fea la palabra, pero digámosla – abandonados por sus familiares. Son el tesoro de nuestra sociedad” (Radio Vaticana/Camino Católico, 2013).
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