Cuba y Puerto Rico: Encuentro Pionero

91 magisterio y educación en el sistema educativo de cuba (1899-1958) las órdenes del superintendente de escuelas, el norteamericano Alexis Everett Frye, se convocó a cualquier hombre o mujer que se considerase con suficiente cultura, educación y condiciones necesarias para enseñar y los llamaron “maestros de certificado”. Fueron miles los que respondieron a la convocatoria y esto fue visto por varios críticos como una necesidad de improvisar para despertar en esas personas la vocación y el estudio para ser buenos maestros. Por otra parte, la educadora Dolores Borrero opinó que al menos las aulas cubanas no fueron ocupadas por maestros norteamericanos, alemanes o suizos, contrario a lo ocurrido en Puerto Rico donde desplazó a los maestros locales y los sustituyeron maestros norteamericanos. La vida para estos “maestros de certificado” fue cambiando. Salían a las calles desde tempranas horas del día para ir a sus respectivos planteles escolares, urbanos y rurales. Combinaron el trabajo con los estudios de formación y superación. En su mayoría, la edad de estos docentes fluctuaba entre los 18 y 25 años. Ellos descubrían el mundo con las tensiones y discriminaciones de la época, especialmente con las maestras negras. Además de los maestros, se unían, constructores, médicos e higienistas, para construir escuelas y para brindarles a los estudiantes servicios médicos. Por los logros alcanzados y su nobleza, el maestro ocupó importancia a nivel social. Se les llamaba héroes, patriotas, mártires y sacerdotes. Surgieron sociedades defensoras de los intereses del profesorado cubano y hasta importantes catedráticos e intelectuales de la Universidad de Cuba fueron a las aulas para contribuir con sus disertaciones al éxito de los futuros docentes. Simultáneamente, estos intelectuales dirigían sus trabajos a revistas especializadas del país para que fueran estudiados en los diferentes encuentros de superación. Esto ayudó positivamente a crear una nueva imagen del maestro cubano de aquella época. Con la misma rapidez que reclutaron a los “maestros certificados” asimismo se tomaron una serie disposiciones encaminadas al ordenamiento y a la preparación de estos maestros. Muchos de ellos no tenían los conocimientos necesarios para poder afrontar todo lo que exigía esta profesión. Por consiguiente, se expidieron cartas circulares para examinar inmediatamente a los docentes de manera que la falta

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