12 cuarenta años, la católica cumpliendo su deber democrático con p.r. El campo del derecho electoral lo anima la profunda convicción de que gane el que más votos tenga, en justa contienda, y de que se respete la voluntad del elector. La integridad del proceso electoral brinda legitimidad al gobierno y se gana el respeto de los que pierden. Sus dinámicas reflejan los principios que los detalles mandan y la naturaleza preventiva del derecho electoral. Puerto Rico ha tenido grandes ejemplos de integridad y respeto de sus procesos electorales. Así fue como logramos un consenso sobre la Ley Electoral de 1982 al 2010 donde se respetaron sus resultados por todos. Eso fue producto de una cultura de superación y verticalidad de principios ejemplificada por el primer presidente de la Comisión por voto unánime de los partidos políticos, el licenciado César Vázquez Díaz. El respeto a las instituciones es la clave del desarrollo político y hemos dado ejemplo al mundo de ello. Para tragedia nuestra, hoy ese consenso se ve desarticulado por una cultura de siembras temporeras al desear unos perpetuarse en el poder controlando los procesos unilateralmente. Prestigia nuestra democracia el tener seres íntegros y valientes que no rinden sus principios democráticos a lealtades ideológicas como ha demostrado el licenciado Héctor Reichard. A fin de que el lector pueda iniciar su propio caminar, incluimos el texto del capítulo electoral del libro Puerto Rico y su gobierno, del artículo sobre Hostos y el presente electoral de Puerto Rico; el documento original de las protestas de todos los partidos de oposición en mayo de 2020 y varias columnas y fotos sobre los incidentes ocurridos en las luchas sobre el proceso electoral de Puerto Rico. Esta actividad y esta publicación son posibles en virtud del espíritu misionero del presidente de esta Universidad: Dr. Jorge I. Vélez Arocho. Al finalizar los trabajos de la Reforma Electoral de 1982 todos los partidos proclamaron en el 1983 y mantiene su vigencia hoy: La democracia es mucho más que un ordenamiento formal; es un modo de vida. Exige una actitud de respeto a las reglas de comportamiento electoral y una consideración mínima hacia la convivencia política. Refleja también una comprensión de la naturaleza humana y de su imperfección, así como de proporción del
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