Cuarenta años, La Católica cumpliendo su deber democrático con Puerto Rico

16 cuarenta años, la católica cumpliendo su deber democrático con p.r. Recuerdo mi primer voto para gobernador, donde la gente amanecía en los colegios y no se levantaban para nada. Y recuerdo al funcionario que dirigía los trabajos del colegio, miembro de un partido adversario al mío, quien presidía los procesos con rectitud ejemplar y quien dejó fuera a una correligionaria suya que llegó tarde a votar, pues ya se habían cerrado los colegios de votación. “Llegó fuera de la hora señora, vota en las próximas elecciones”, sentenció. Nunca había visto tanto orden y seriedad en mi vida. Era 1972. Estas tres vivencias propias invitan al estudio del proceso electoral. Tres lecciones: el valor del voto como gesta de igualdad y libertad individual y colectiva; la organización electoral que depende de un sentido de orden y del desprendimiento ciudadano que, a su vez, responde a una nobleza de principios que elevan al ser humano y; la tercera, el valor de cada voto donde cada detalle, esfuerzo y omisión pueden cambiar la historia. i. el ser humano, la sociedad y la vida política El ser humano, por su naturaleza, necesita dirección en su vida personal y colectiva. Para vivir y sobrevivir establece relaciones con otros seres. Para alimentarse, para reproducirse, para defenderse de los elementos naturales y de las agresiones de otros crea un nutrido núcleo de relaciones. En fin, es un ser social por necesidad y vocación. Existen unas funciones imprescindibles a nuestra subsistencia que requieren un gobierno o, puesto de otra forma, una relación de poder en la que alguien mande y tome decisiones. Una de las necesidades básicas de todo grupo es la toma de decisiones colectivas, la determinación de prioridades, la asignación de tareas desde la defensa, la de subsistencia y la transferencia del poder. A través de la historia se ha ido perfilando el sistema democrático. Este término puede significar conceptos diferentes. En Puerto Rico el concepto democracia se refiere a la toma de decisiones por el pueblo, a tener un gobierno de poderes delegados, donde la soberanía o poder último reside en el pueblo, elecciones periódicas y libres, tribunales independientes y derechos ciudadanos.

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