la democracia puertorriqueña y su sistema electoral 65 votes in this election in counties using a punch card system was 3.92%; in contrast, the rate of error under the more modern optical scan system was only 1.43%.” Es decir, el mejor sistema invalidó tres veces más papeletas que en Puerto Rico • Conociendo las cercanías de los resultados de las elecciones de 1980 y 2004 para el cargo de gobernador y las de Aguas Buenas y Trujillo Alto en 1980 (5 y 28 votos respectivamente) y de San Juan en 1988 (29 votos) para el cargo de alcalde hay que ser sumamente cuidadoso. • Las tecnologías son para expandir el derecho al voto no para limitarlo. El efecto de estos sistemas en nuestros analfabetas y en personas de mayor edad no es un asunto discrecional, sino de impacto constitucional sobre el derecho al voto. Creo que en los próximos años nos moveremos en esa dirección, pero tiene que cumplirse con unos criterios para que aumente la participación y no se le quite el derecho al voto a nadie. Tiene que superarse el nivel de adjudicación presente pues no pueden invertirse millones de dólares para que cuenten menos votos que el sistema actual. La Comisión Estatal de Elecciones debe, con tiempo suficiente, adiestrar al electorado, hacer los ajustes necesarios y brindar las garantías de honestidad que hagan viable la mecanización del sistema de contabilidad de votos. La inversión de alrededor de $20 millones que este sistema representa, en adición a su mantenimiento y sustituciones, puede ser una inversión justificada frente a la situación del difícil reclutamiento de los funcionarios de colegio y el tiempo que toma contabilizar la papeleta legislativa, que es la que más tiempo toma por su extensión e incidencia de votos mixtos.72 72 Ver ponencia del autor ante la Comisión de Gobierno de la Cámara de Representantes de 22 de septiembre de 2009, mimeo, págs. 3-5. El documental de HBO ‘Hacking Democracy’, (el cual trata en particular de la forma en que alteran los resultados del sistema de “optical scanning”) los editoriales del New York Times de 10 de septiembre de 2009 y los informes de CNN en Estados Unidos deben servir de lección para no arriesgarse en nuevas tecnologías sin estar bien seguro sobre su honestidad. También deben examinarse las publicaciones de R. Michael Álvarez y Thed Hall, Electronic Elections, The Perils and Promises of Digital Democracy (2008), Roy Saltman, The History and Politics of Voting Technology (2006), Waldman and Karp, editores, Hacked! High Tech Election Theft in America (2006), Aviel D. Rubin, Brave New Ballot, The Battle to Safeguard Democracy in the Age of Electronic Voting (2006), Andrew Gumbel, Steal This Vote, Dirty Elections and the Rotten History of Democracy in America (2005), Spencer Overton Stealing Democracy (2005), Tracy Campbell, Deliver the Vote (2004), John Fund, Stealing Elections (2004) y Bev Harris, Black Box Voting, (2003). Ver en adición, sobre el caso de Sarasota, Florida, Jessica Ring Amunson & Sam Hirsch The Case of the Disappearing Votes: Lessons from the Jennings v Buchanan Congressional Election Contest, 17 William and Mary Bill of Rights Journal:397 (2008).
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