Cuarenta años, La Católica cumpliendo su deber democrático con Puerto Rico

El carisma de la palabra y el valor del voto Columna del Lcdo. Héctor Luis Acevedo Periódico El Nuevo Día | 24 de mayo de 2020 Corría el año terrible de 1980 y se inició el recuento de las elecciones en el edificio Valencia. El candidato popular había sido certificado preliminarmente la noche de las elecciones, pero luego que ingresaron los controversiales votos de los cuarteles de la policía, el candidato del partido de gobierno se fue al frente. Estuvimos al borde de una grave confrontación civil. Comenzado el recuento papeleta a papeleta sucedió algo extraordinario. Los oficiales de la Comisión abiertamente cambiaban sus adjudicaciones dependiendo de quién era el beneficiario de dicho voto. El presidente desapareció de las reuniones de adjudicación y se hicieron barbaridades, incluyendo contar votos por un partido en que el elector no había hecho marca alguna. Esas decisiones fueron revocadas por el Tribunal Supremo de Puerto Rico en varias decisiones que quedan ante la historia. Temprano en el recuento nos dimos cuenta de que el comisionado electoral del PNP, Eugenio Belaval Martínez, era una persona de criterio uniforme en la adjudicación de papeletas. Tenía el don de la consistencia. Traíamos a su atención las diferentes alternativas y las cantaba en sus méritos. Eso era vital, pues todo funcionario electoral sabe que los casos se repiten con diferentes beneficiarios en los recuentos. Cuando lo alertábamos de un caso anterior, cumplía su palabra. Belaval merece recordarse por su integridad. Luego de esta ocasión he tenido la oportunidad de participar en acuerdos con adversarios en la Comisión de Reforma Electoral de 1981 a 1983, del nombramiento del presidente de la CEE en 1983, de la Comisión de Financiamiento Electoral y de las redistribuciones de 2003 y 2011.

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