Encuentro con el mundo universitario católico

9 encuentro con el mundo universitario católico | mensaje de su santidad benedicto xvi | 17 de abril de 2008 pontificia universidad católica de puerto rico respecto a la verdad, y esto impulsa a formular la relación entre la fe y los diversos aspectos de la vida familiar y civil. Una vez que se ha despertado la pasión por la plenitud y unidad de la verdad, los jóvenes estarán seguramente contentos de descubrir que la cuestión sobre lo que pueden conocer les abre a la gran aventura de lo que deben hacer. Entonces experimentarán “en quién” y “en qué” es posible esperar y se animarán a ofrecer su contribución a la sociedad de un modo que genere esperanza para los otros. Queridos amigos, deseo concluir llamando la atención específicamente sobre la enorme importancia de vuestra competencia y testimonio en las universidades y escuelas católicas. Ante todo, permítanme agradecerles su solicitud y generosidad. Conozco desde cuando era Profesor, y después se lo he oído decir a sus Obispos y a los Oficiales de la Congregación para la Educación Católica, que la reputación de las instituciones educativas en su País se debe en gran parte a ustedes y a sus predecesores. Sus aportaciones desinteresadas -desde la investigación externa a la dedicación de los que trabajan en las Instituciones académicas- sirven tanto al País como a la Iglesia. Por este motivo les expreso mi profunda gratitud. A propósito de los miembros de las Facultades en los Colegios Universitarios, quisiera reiterar el gran valor de la libertad académica. En virtud de esta libertad, ustedes están llamados a buscar la verdad allí donde el análisis riguroso de la evidencia los lleve. Sin embargo, es preciso decir también que toda invocación del principio de la libertad académica para justificar posiciones que contradigan la fe y la enseñanza de la Iglesia obstaculizaría o incluso traicionaría la identidad y la misión de la Universidad, una misión que está en el corazón del munus docendi de la Iglesia y en modo alguno es autónoma o independiente de la misma. Docentes y administradores, tanto en las universidades como en las escuelas, tienen el deber y el privilegio de asegurar que los estudiantes reciban una instrucción en la doctrina y en la praxis católica. Esto requiere que el testimonio público de Cristo, tal y como se encuentra en el Evangelio y es enseñado por el magisterio de la Iglesia, modele cualquier aspecto de la vida institucional, tanto dentro como fuera de las aulas escolares. Distanciarse de esta visión debilita la identidad católica y, lejos de hacer avanzar la libertad, lleva inevitablemente a la confusión tanto moral como intelectual y espiritual.

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