Entendiendo la crisis desde la Doctrina Social de la Iglesia

cuadernos de investigación social y económica pontificia universidad católica de puerto rico 10 situación ha generado un alto nivel de deuda pública que se utiliza en programas de asistencia social sin que se recupere en recaudos en contribuciones sobre ingreso. Hemos visto un crecimiento de la clase social bajo el nivel de pobreza y una reducción en la clase media que, como sabemos, es la que más aporta a los ingresos del gobierno, lo que quiere decir que estructuralmente el gobierno está en déficit. Claro, como la mayoría de las ayudas están subvencionadas por fondos federales, no lo vemos directamente, pero es una de nuestras realidades. Otro de nuestros problemas es que nuestra canasta de bienes, la que se utiliza para computar el índice de precios al consumidor y por lo tanto determinar el nivel de inflación, está obsoleta. No revisa desde principios de los 80, cuando todos sabemos que lo que eran productos básicos en ese momento no se asemejan a lo que podríamos llamar las necesidades mínimas de hoy. Varias medidas de distintos gobiernos se han sumado para crear la tormenta perfecta. Permítanme algunos ejemplos neutrales (en el sentido de que son de administraciones de distintos partidos políticos.) Cuando se revisó en 1997 el esquema de los salarios mínimos que se rigen por la ley estatal y no por la federal hubo una reducción de 30% en los salarios mínimos para nuevos empleados a partir de julio de 1998. Cuando se privatizó la Telefónica en vez de seguir el esquema exitoso de privatizaciones como la del seguro social en Chile, se utilizó el capital obtenido de la venta y no su rendimiento para financiar la reforma de salud. ¿Qué pasó cuando se agotó ese capital? El gobierno tuvo que asumir un costo que resulta ser ahora el triple del que existía cuando el propio gobierno operaba las instalaciones y servicios de salud. Cuando se estableció el Fideicomiso de las Comunidades Especiales se sacaron $1,000 millones de dólares del fondo general para crear un fondo perpetuo pero sin una estructura de apoderamiento real en beneficio de las comunidades que se quería atender. Más aún, históricamente en Puerto Rico las obras de infraestructura se han financiado con emisión de deuda sin fuentes de repago propias comprometiendo presupuestos futuros de fondos recurrentes. De esto hay pocas excepciones como son el Aeropuerto Internacional y el Puente Teodoro Moscoso. Nuestra estructura socio-político-económica está construida sobre la creencia de que el gobierno debe ser el gran proveedor y se desincentiva la autogestión y el empoderamiento, la creatividad y el potencial individual y comunitario. Evidencia de ello lo tenemos en

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