Entendiendo la crisis desde la Doctrina Social de la Iglesia
entendiendo la crisis económica desde la doctrina social de la iglesia 11 los sucesos que han pasado en Cantera y Martín Peña. No estamos diciendo con esto que el Estado no debe intervenir en el desarrollo económico ni que deba dejar de proveer servicios esenciales, lo que sí estamos diciendo es que su función no es la de ser el jugador principal. El Estado tiene la responsabilidad de ser garante del mercado mediante el principio de subsidiaridad creando situaciones favorables para estimular “el desarrollo de las capacidades de iniciativa individuales, de la autonomía y de la responsabilidad personales de los ciudadanos” ateniéndose a “criterios de equidad, racionalidad y eficiencia, sin sustituir la acción de los particulares, contrariando su derecho a la libertad de iniciativa económica”. 15 El libre mercado puede proporcionar efectos benéficos a la colectividad solamente en presencia de una organización del Estado que defina y oriente la dirección del desarrollo económico, que haga respetar reglas justas y transparentes, que intervenga también directamente, durante el tiempo estrictamente necesario, en los casos en que el mercado no alcanza a obtener los resultados de eficiencia deseados y cuando se trata de poner por obra el principio distributivo. En efecto, en algunos ámbitos el mercado no es capaz, apoyándose en sus propios mecanismos, de garantizar una distribución equitativa de algunos bienes y servicios esenciales para el desarrollo humano de los ciudadanos: en este caso la complementariedad entre Estado y mercado es más necesaria que nunca. La crisis requiere, por tanto, repensar y redefinir nuestro contrato social en estos sentidos. Esto exige mirar no solo la manera en que se estructura el gobierno y sus servicios, sino también cuáles son los valores y principios de responsabilidad personal con el bien común que tiene que asumir cada ciudadano. Después de todo no podemos olvidar las palabras citadas por Adrian Rogers: 16 Ningún gobierno puede entregar algo a alguien sin antes habérselo quitado a otra persona. Cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando esa otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que 15 Compendio, núm. 354. 16 En su libro Ten Secrets for a Succesful Family , 1996.
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