Entendiendo la crisis desde la Doctrina Social de la Iglesia
entendiendo la crisis económica desde la doctrina social de la iglesia 15 …las seguras ventajas que ofrecen los mecanismos del libre mercado, tanto para utilizar mejor los recursos, como para agilizar el intercambio de productos: estos mecanismos, sobretodo, dan la primacía a la voluntad y a las preferencias de las personas que, en el contrario se confrontan con las de otras personas. Un mercado verdaderamente competitivo es un instrumento eficaz para conseguir importantes objetivos de justicia: moderar los excesos de ganancia de las empresas; responder a las exigencias de los consumidores; realizar una mejor utilización y ahorro de los recursos; premiar los esfuerzos empresariales y la habilidad de innovación; hacer circular la información, de modo que realmente se pueda comparar y adquirir los productos en un contexto de sana competencia. 23 Edward Hadas, en un artículo publicado en FaithMagazine, edición marzo – abril de 2009, respondiendo a las críticas de George Wigel contra la encíclica Caritas in Veritate, nos dice: Su queja se centra en el lema de la derecha: el libre mercado. El documento no lo apoya; de hecho, sugiere que la justicia conmutativa del libre intercambio no es una base suficientemente fuerte para una economía de éxito. La justicia que se da a través de un compartir impuesto (basado en los impuestos y en sistemas de prestaciones sociales del estado del bienestar) es mayor -desde el momento en que refleja un consenso de solidaridad social- pero todavía no es suficiente. Como corresponde a los hombres hechos a imagen de un Dios que ama libremente, es necesario algo más generoso: “Cuando la lógica del mercado y la lógica del Estado se ponen de acuerdo para mantener el monopolio de sus respectivos ámbitos de influencia, se debilita a la larga la solidaridad en las relaciones entre los ciudadanos, la participación y el sentido de pertenencia, que no se identifican con el «dar para tener», propio de la lógica de la compraventa, ni con el «dar por deber», propio de la lógica de las intervenciones públicas, que el Estado impone por ley”. 23 Compendio, núm. 347.
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