Entendiendo la crisis desde la Doctrina Social de la Iglesia
cuadernos de investigación social y económica pontificia universidad católica de puerto rico 16 “La victoria sobre el subdesarrollo requiere actuar no sólo en la mejora de las transacciones basadas en la compraventa, o en las transferencias de las estructuras asistenciales de carácter público, sino sobre todo en la apertura progresiva en el contexto mundial a formas de actividad económica caracterizada por ciertos márgenes de gratuidad y comunión. El binomio exclusivo mercado-Estado corroe la sociabilidad, mientras que las formas de economía solidaria, que encuentran su mejor terreno en la sociedad civil aunque no se reducen a ella, crean sociabilidad. El mercado de la gratuidad no existe y las actitudes gratuitas no se pueden prescribir por ley. Sin embargo, tanto el mercado como la política tienen necesidad de personas abiertas al don recíproco” (39). Weigel tiene razón al pedir más reflexión sobre lo que el “don” debería significar en el mundo grande y malo de la economía moderna. Pero se equivoca al sugerir que no significa nada. Sin dones ofrecidos libremente, no podría haber matrimonios, familias, escuelas, hospitales, iglesias ni fuerzas policiales. A menos que la actividad económica sea completamente diferente a los demás comportamientos humanos, debe estar marcada también por la gratuidad. Reiteramos que la economía nos es un fin o bien en sí misma, sino que constituye una actividad al servicio del desarrollo del hombre. Precisamente, el fin de la economía es evaluar el uso adecuado y eficiente de los recursos, atendiendo lo que se llama el problema económico fundamental: recursos escasos para satisfacer necesidades infinitas. Por tanto, dado que es un problema de toda la humanidad y no solo de los que tienen acceso a los recursos, la economía tiene que alimentarse de la moral, de manera que la eficiencia sea justa en cuanto a la distribución y adjudicación de los recursos y propenda a la satisfacción de las necesidades fundamentales de todos los hombres por encima de las necesidades secundarias de algunos. El desarrollo económico no puede medirse solo en términos cuantitativos, sino necesariamente cualitativos, no hay desarrollo económico si solo hay acumulación de riquezas sin que crezca el nivel de calidad de vida para cada individuo y para el grupo social. En ello se aprecia el valor moral superior del mercado libre, sobre
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=