Entendiendo la crisis desde la Doctrina Social de la Iglesia
entendiendo la crisis económica desde la doctrina social de la iglesia 19 y armónica. De hecho, el bien común está compuesto por muchos bienes: de bienes materiales, cognitivos, institucionales y por bienes morales y espirituales, estos últimos superiores a los que los primeros deben subordinarse. El compromiso por el bien común de la familia de los pueblos, como para toda sociedad, comporta, por tanto, poner atención y valerse de un conjunto de instituciones que estructuran jurídica, civil, política y culturalmente la vida social mundial, de modo que tome forma de pólis , de ciudad del hombre (cfr ibid. , 7). Por tanto, se debe asegurar que el orden económico- productivo sea socialmente responsable y a medida de hombre, con una acción conjunta y unitaria sobre muchos planos, también el internacional (cfr ibid ., 57.67). Al mismo tiempo, se deberá apoyar la consolidación de sistemas constitucionales, jurídicos y administrativos en los países que no gozan aún de ellos de forma plena. Junto a las ayudas económicas, deben estar, por tanto, las dirigidas a reforzar las garantías propias del Estado de derecho, un sistema de orden público justo y eficaz, en el pleno respeto de los derechos humanos, como también instituciones verdaderamente democráticas y participativas (cfr ibid ., 41). Para que ello sea posible tenemos que renovar nuestro compromiso con la verdad y el encuentro personal con Cristo que nos hará entender y vivir, primero nosotros con un adecuado ejemplo esos valores, para que podamos enseñarlos con el testimonio fundamental del ejemplo. Sin convicción personal, seremos como dice San Pablo mero platillo que retumba. (Cfr. I Cor 13, 1) Al respecto y para concluir cito al Santo Padre en su discurso a los participantes del Congreso de la Diócesis de Roma el 15 de junio de este año: Cuando recibimos a Cristo, el amor de Dios se expande en nuestra intimidad, modifica radicalmente nuestro corazón y nos hace capaces de gestos que, por la fuerza difusiva del bien, pueden transformar la vida de aquellos que están a nuestro lado. La caridad es capaz de generar un cambio auténtico y permanente en la sociedad, actuando en los corazones y en las mentes de los hombres, y cuando se vive en la verdad “es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad” (encíclica Caritas in
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