Familia y economía: Algunos planteamientos sobre el caso Puerto Rico
21 familia y economía: algunos planteamientos sobre el caso de puerto rico ni desde la fe cabe encontrar soluciones inmediatas a los problemas económicos. Sin embargo , en el terreno de lo práctico, la Iglesia tiene que “meterse en la economía” por fidelidad al Evangelio. Desde los principios de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), ninguno de los miembros de la misma puede quedarse indiferente ante esta situación que va en contra de los planes de Dios respecto del hombre y la mujer. La persona y su dignidad son más importantes que los beneficios, la competitividad, la rentabilidad. El trabajo es un derecho de toda persona, los salarios y las condiciones de trabajo han de permitir una vida y unas condiciones dignas para el desarrollo de la vida familiar del trabajador y de su familia. La vida de la persona es sagrada, por lo que la Iglesia tiene que hacer algo para detener la siniestra injusticia del mercado laboral. Ciertamente, la Iglesia no puede resolver los problemas macroeconómicos, pero puede llevar a cabo pequeños gestos simbólicos. El propio Jesús en su tiempo alentó la esperanza y apuntó en la dirección en la que debería moverse la acción política desde una perspectiva cristiana: cultivando el bien común frente a los intereses particulares y llamando a capítulo a los poderes públicos. Las comunidades cristianas deben ser un espacio de acogida, apoyo, búsqueda de soluciones y denuncia de los abusos. La Iglesia al respecto: anuncia, denuncia y coopera. En su viaje a Chile y Argentina en 1987, y especialmente en su discurso ante la CEPAL, el Beato Juan Pablo II defendió y difundió con fuerza la idea de una “economía de la solidaridad”, en la cual dijo: “… ponemos todas nuestras mejores esperanzas para América Latina”. Tal llamado fue fundamental en la difusión e integración a la cultura latinoamericana de la idea de una economía de solidaridad. Ello implica producir con solidaridad, distribuir con solidaridad, consumir con solidaridad, acumular y desarrollar con solidaridad. La economía de la solidaridad implica el desarrollo de los sectores sociales menos desarrollados económicamente. Implica que el desarrollo económico debe ser ecológicamente sustentable debe conducir a niveles superiores de integración social y ha de estar presidido por valores de justicia y solidaridad. Lo que se puede afirmar con certeza es que la economía de solidaridad no es utópica. Cuando Juan Pablo II dijo que “la economía
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=