Hacia la pedagogía de las misiones: La vocación de servicio y la universidad
presentación del lcdo. héctor luis acevedo, profesor de la escuela de derecho de la pucpr como parte de los talleres de formación académica | año académico 2013-2014 5 Significa tener el corazón grande, tener grandeza de ánimo, quiere decir tener grandes ideales, el deseo de realizar grandes cosas para responder a lo que Dios nos pide, y precisamente por esto realizar bien las cosas de cada día, todas las acciones cotidianas, las obligaciones, los encuentros con las personas; hacer las cosas pequeñas de cada día con un corazón grande abierto a Dios y a los demás. Es importante entonces cuidar la formación humana que tiene como fin la magnanimidad. La escuela no amplía sólo vuestra dimensión intelectual, sino también humana.” 2 En este peregrinaje del enseñar todos somos eternos estudiantes. Pero nos distingue que nuestros triunfos se dan en las vidas de otros. El verlos crecer en sus valores, adquirir conocimientos, desarrollar destrezas insospechadas para ellos mismos, es un sublime placer que solo lo conoce el maestro. Llegan a nuestras aulas con diferentes velocidades y distancias pero con el mismo reto de superación para cultivar sus potencialidades y su entendimiento. Les ofreceremos las esencias universitarias para hacer suyas la cultura, las profesiones, las investigaciones y ayudarlos a encontrarse a sí mismos. Don Jaime Benítez en su primer mensaje como rector en 1943 nos brinda el regalo de su pensamiento: “Es pues mi criterio que el principal objetivo de esta Universidad debe ser hacer hombres libres en su espíritu, hombres que no rindan la potencialidad creadora de su alma a nada en este mundo-ni al halago, ni al cliché social, ni al prejuicio, ni a la ambición, ni a la amenaza, ni al poder- a nada en este mundo. “Es hombre libre el que respeta y perfecciona sus potencias de suerte que, al usarlas lo hace con arreglo al más alto ideal de naturaleza humana y lo hace voluntariamente. Ser hombre libre en este sentido no es poder hacer lo que se quiere, sino querer voluntariamente hacer lo que se debe.” 3 Puerto Rico en setenta años ha multiplicado sus oportunidades universitarias de manera revolucionaria. De 5,500 estudiantes en 1940 a más de 220,000 en estos días. Escuelas de medicina, ingeniería, 2 Ibid. Pág. 4. 3 Ver Jaime Benítez, La reforma universitaria , reproducido en Héctor Luis Acevedo, editor, Don Jaime Benítez, Entre la universidad y la política , Universidad Interamericana de Puerto Rico, San Juan (2008) Págs. 457,468.
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