6 pontificia universidad católica de puerto rico Hoy yo, padre Ángel, sacerdote y pastor, quiero preguntarles a ustedes queridos hermanos, amigos, patriotas y compatriotas, a ustedes que luchan por la libertad de esta tierra, —y yo también—, ¿quién es Jesús para ustedes? Hoy yo quiero hacerles, como lo hemos leído en el Evangelio, un llamado a reconocer a ese Jesús como el Mesías, como el libertador por excelencia, Aquel que de sí mismo dijo “He venido para que tengan vida, (Jn. 10,10) he venido para darles libertad, (cf. Ga. 5,1) he venido para que sean verdaderamente libres[…]” (cf. Jn. 8,36). Ese Jesús nos dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida y nadie viene al Padre sino por mí” (Jn. 14,6). En el capítulo 8, 7-18 del libro del Deuteronomio, Moisés le habla al pueblo advirtiéndole de la prudencia que deberían observar cuando hubiesen arribado a la tierra prometida, esa tierra de libertad que Dios había reservado para ellos. Hoy me tomo la libertad de releer y de reescribir, como nos enseñaron en las clases de Sagradas Escrituras en el seminario, ese texto. Esto dice el Señor: Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra buena y libre, tierra de cascadas, de riachuelos y quebradas, tierra de manantiales que nacen en el monte y riegan la llanura, tierra de caña de azúcar, de tabaco, de piñas, ñames, y yautías, tierra de aguacates y de mangós, guanábanas y cocos, tierra de habichuelas y gandules, de yuca y de batatas, tierra donde no comerás tasado el pan y no carecerás de nada, tierra que lleva cobre en sus rocas,… cuando tengas esa tierra, cuando esa tierra sea tuya… comerás hasta hartarte y bendecirás al Señor tu Dios por la tierra que te ha dado (relectura del autor). Pero (y esta es la advertencia que Dios nos hace a ustedes y a mí en la lucha por la libertad) ten cuidado, ten cuidado, ten cuidado, no sea que te
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