Importancia y Responsabilidad Personal en la Formación Cristiana para el facultativo de la PUCPR

importancia y responsabilidad personal en la formación cristiana para el facultativo de la pontificia universidad católica de puerto rico 10 todo para defender el tesoro de mi fe y compartirlo con los demás. b. Nadie puede convencer si no está convencido. Si es verdad, como acabamos de decir, que para vivir convencido de la propia fe y amarla, es necesario antes conocerla, también es verdad la otra cara de la moneda: sólo quien está convencido de su fe puede convencer y contagiar a los demás del entusiasmo por este tesoro. «Vosotros sois la luz delmundo» ( Mt 5,14). Por nuestro bautismo hemos sido injertados en Cristo que es la luz del mundo. En consecuencia, hemos recibido su luz y estamos llamados a difundirla a nuestro alrededor. Nuestro ser cristiano comporta ser luz, testigo y apóstol de Jesucristo. No podemos esconder la luz de Cristo y de su doctrina, tenemos que difundirla con nuestra vida y con nuestra actividad apostólica. Pero para ello necesitamos conocer con profundidad la doctrina católica y ser capaces de exponerla y defenderla con motivos convincentes. Esta necesidad de formación es apremiante para quienes tienen la misión específica de educar a la niñez y juventud: los catequistas y los profesores de formación católica en los colegios. Pero sobre todo es urgente para los padres de familia, que deben ser los primeros educadores en la fe. «La catequesis familiar precede, acompaña y enriquece toda otra forma de catequesis» (Juan Pablo II, Exhortación apostólica Catechesi Tradendae sobre la catequesis en nuestro tiempo, n. 68). Hoy día esta responsabilidad exigirá a los padres de familia estar muy atentos para que sus hijos reciban una catequesis verdaderamente católica, completa y sin ambigüedades. ¿Pero cómo van a lograrlo sin que los padres conozcan con precisión la fe y se esfuercen por vivirla con autenticidad? c. Se necesitan seglares bien preparados. «La mies es mucha y los trabajadores pocos» ( Lc 10,2). Estas palabras de Jesús no se refieren únicamente a la necesidad de vocaciones a la vida consagrada y sacerdotal. También se refieren a la necesidad de laicos comprometidos. Por nuestra condición de bautizados y miembros de la Iglesia todos estamos llamados, cada uno en la medida y en el modo que el Señor lo pida, a trabajar en la predicación del Evangelio. La Iglesia y la Pontificia Universidad Católica necesitan trabajadores no sólo generosos, que den su tiempo, trabajo y recursos, sino que además conozcan con profundidad la fe y moral católicas. JesucristonecesitaunaIglesiadehombresydemujeresverdaderamente santos, convencidos de su fe, que sean capaces de dar testimonio valiente y convencido de Cristo en todos los foros de la vida pública: en la cultura y los medios de comunicación social, en la economía y

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