Importancia y Responsabilidad Personal en la Formación Cristiana para el facultativo de la PUCPR
presentación de mons. elías salvador morales rodríguez como parte de los talleres de formación académica | año académico 2013-2014 11 la política, en el arte y el deporte. Se necesitan católicos capaces de apoyar a los Obispos y a los párrocos en la pastoral familiar y juvenil, en la catequesis y en la evangelización. Este es, de hecho, uno de los motivos principales por los cuales la Pontificia Universidad Católica se esfuerza por dar una formación integral a sus miembros como objetivo definitorio de su identidad. Es muy consolador constatar cómo cada vez son más los jóvenes que a la hora de escoger una carrera o de situarse en el mundo laboral tienen como criterio: ¿cuáles son las necesidades más apremiantes de la Iglesia?, ¿cómo puedo contribuir mejor a la transformación de la sociedad para Cristo? Esto es una prueba magnífica de lo que significa poner la fe en acción, vivir con conciencia de la propia misión, sentir a la Iglesia como propia. No nos cansemos de pedirle a Dios, estimados miembros y amigos de la Pontificia, que se digne mandar a su mies muchos trabajadores verdaderamente santos y bien preparados. 3. ¿qué grado de formación se le pide a un católico? Es evidente que a un seglar no se le exige elmismo grado de formación que al sacerdote, a quien, por su condición de ministro de Cristo Pastor, se le pide una preparación más científica y especializada. Sin embargo, el seglar está llamado a tener un conocimiento completo y sólido de la doctrina católica, del cual ha de responder ante Dios. ¿Cuál podría ser este ideal de formación en la fe? Creo que la respuesta debe tener en cuentas dos aspectos: la profundidad y la amplitud. a. La profundidad. Se pueden establecer dos niveles de profundización en la fe, simultáneos y relacionados entre sí. El primer nivel consiste en conocer los contenidos fundamentales de la doctrina católica (las verdades de la fe y de la moral). Dichos contenidos están expuestos de manera ordenada y completa, por el magisterio del Romano Pontífice, en el Catecismo de la Iglesia Católica y más sintética y brevemente en el Compendio. En el Catecismo está expresado el «depósito de la fe», es decir, todo el tesoro de las verdades reveladas por Dios y el patrimonio de la tradición de la Iglesia a lo largo de sus veinte siglos de historia. Ahí encontraremos siempre un «texto de referencia» válido para todos los católicos (cf. Introducción al Catecismo, n. 1). Como católicos y miembros de esta Universidad hemos de caminar en todomomento al paso de la Iglesia, ni delante ni detrás, ni progresistas ni conservadores. Siempre con el Magisterio sin dejarnos seducir por el canto de las sirenas del falso progresismo, de las modas teológicas e intelectuales del momento. En el sucesor de Pedro encontraremos
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