Importancia y Responsabilidad Personal en la Formación Cristiana para el facultativo de la PUCPR
presentación de mons. elías salvador morales rodríguez como parte de los talleres de formación académica | año académico 2013-2014 7 serlo. No faltan tampoco los que adoptan la actitud defensiva y se repliegan en un conservadurismo de tinte radical y polémico; alzan la voz pero no los argumentos y el efecto que obtienen en ocasiones es el contrario. Porque la verdad cuando es proclamada sin caridad deja de ser cristiana. Quizá los fenómenos más difundidos en nuestra sociedad, sobre todo en los países más desarrollados, sean el subjetivismo religioso y el «ateísmo práctico». El subjetivismo en campo religioso es fruto de una concepción de la fe como un mero sentimiento o convicción subjetiva, y no como una aceptación firme de cuanto Dios nos ha revelado y la Iglesia nos transmite. Por eso hoy día hay tantos hombres y mujeres, incluso católicos, que se crean una «religión a la carta», un catolicismo según los propios gustos. El ateísmo práctico se da cuando, aun aceptando teóricamente a Dios y las verdades que la Iglesia nos transmite, se vive la vida personal, familiar y profesional guiados por valores e intereses contrarios al Evangelio. Hay también quien sucumbe al escepticismo y renuncia a conocer la verdad. Esta indiferencia ante la verdad es una manera cómoda e infantil, por no decir egoísta, de afrontar la vida; además de no resolver los interrogantes profundos de la existencia humana, no conduce a esa felicidad que sólo puede hallarse en la posesión de la verdad. A pesar de todos estos fenómenos, existen también, gracias a Dios, los católicos que viven su fe con alegría y convicción. Conocen su fe, buscan vivirla con autenticidad y son capaces de comunicarla a cuantos viven a su alrededor. Estos sonun consuelo y una grandísima esperanza para Cristo y para la Iglesia. Resulta cada vez más evidente, mis queridos amigos y miembros de la Pontificia Universidad Católica, que difícilmente podremos vivir nuestra fe, y menos aún dar testimonio convincente de ella ante los demás, si no la conocemos. Me pregunto cuántos de nosotros tenemos un conocimiento al menos suficiente de las verdades de la fe y de la moral católica. Cuántos seríamos capaces de exponer de manera convincente, por ejemplo, la postura de la Iglesia sobre el celibato sacerdotal o el sacerdocio femenino, sobre la indisolubilidad del matrimonio, el aborto, la anticoncepción, etc. Y pasando al campo doctrinal, me pregunto cuántos de nosotros tenemos un conocimiento preciso sobre la historicidad de los evangelios, la divinidad de Jesús, la necesidad de la Iglesia para la salvación, la doctrina sobre los sacramentos, etc. No es fácil en la actualidad encontrar católicos bien preparados, con las ideas claras. Y para ello no basta con la catequesis que recibimos de niños. Esta formación no puede reducirse a los primeros años, a la catequesis inicial para los sacramentos, sino que ha de ir creciendo
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