Importancia y Responsabilidad Personal en la Formación Cristiana para el facultativo de la PUCPR
presentación de mons. elías salvador morales rodríguez como parte de los talleres de formación académica | año académico 2013-2014 9 Ratzinger pronunció en su homilía durante la misa inicial del cónclave que lo elegiría Papa (18 de abril de 2005): «La pequeña barca del pensamiento de muchos cristianos ha sido agitada con frecuencia por estas ondas, llevada de un extremo al otro, del marxismo al liberalismo, hasta el libertinaje; del colectivismo al individualismo radical; del ateísmo a un vago misticismo religioso; del agnosticismo al sincretismo, etc. (…) Tener una fe clara, según el Credo de la Iglesia, se etiqueta a menudo como fundamentalismo. Mientras el relativismo, es decir, el dejarse llevar aquí y allá por cualquier viento de doctrina parece la única actitud a la altura de los tiempos que corren. Toma forma una dictadura del relativismo que no reconoce nada que sea definitivo y que deja como última medida solo al propio yo y a sus deseos. Nosotros, sin embargo, tenemos otra medida: el Hijo de Dios, el verdadero hombre. Él es la medida del verdadero humanismo. Adulta no es una fe que sigue las olas de la moda y la última novedad: adulta y madura es una fe profundamente enraizada en la amistad con Cristo». Estimados amigos y miembros de la Pontificia Universidad Católica la falta de formación debida a la negligencia personal no se suple con nada, ni siquiera con la buena voluntad. Por el contrario, la santidad y la buena preparación son un instrumento maravilloso en las manos de Dios. 2. ¿por qué es necesaria una formación en la fe sólida y profunda? Tal vez alguno pueda estar pensando: «yo no soy sacerdote ni me voy a dedicar a la predicación, ¿qué necesidad tengo de prepararme en un campo que no me corresponde por oficio?». O también: «lo que cuenta es ser santo, la buena voluntad y trabajar apostólicamente». ¿Cuáles son los motivos por los cuales un católico debe formarse en su fe?” Yo les ofrezco tres motivos que considero los más importantes. a. A nadie convence aquello que ignora. Es un hecho que para que una realidad me convenza necesito primero conocerla. Sin conocimiento no hay convencimiento, y sin convencimiento no puedo desarrollar una vida de fe convencida y radiante. «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel» ( Mt 13,44). La fe, después de la vida, es el don más grande que he recibido de Dios; un tesoro que Él infundió en mi corazón el día de mi bautismo. Sólo cuando lo «desentierro», es decir, cuando lo voy conociendo más y más, puedo descubrir su verdadero valor y experimentar su belleza. Sólo entonces estaré dispuesto a «vender»
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