Interpretando el presente, aprendiendo del pasado, potenciando el futuro… El caso de Puerto Rico

cuadernos de investigación social y económica pontificia universidad católica de puerto rico 14 ticular de Puerto Rico, esa divergencia presenta una complicación adicional. Ese crecimiento obviamente se atribuye al capital externo, producción que está totalmente exenta, de modo que no ingresa fon- dos al fisco. Proviene de un sector manufacturero que en términos de creación de empleos ha ido disminuyendo cada vez más al moverse a tecnología intensiva en capital y, sobre todo esto, las ganancias han ido creciendo consistentemente pero, al ser de propiedad externa, salen del país exentas también. Esas ganancias son, en otros países, fuente de inversión. Aquí radica otro de los principales problemas de nuestra realidad económica vinculados al modelo basado en incen- tivos y subsidios al capital, consecuentemente, la proporción de la inversión doméstica bruta en el PIB durante la década de 1950 a 1960 aumentó de 15.4% a 21%, aumentando nuevamente en 1970 a 27.8%. Ya en 1980 había registrado una reducción significativa a cerca de la mitad, 14.3%, subiendo levemente a 15.6% en 1990 y luego a 19.3% en el 2000. En el 2010 esa cifra es de 12.9%. Nuevamente se presenta la década de 1970 con problema en otra área vital de su economía. Es im- portante destacar que las recesiones experimentadas en Puerto Rico parten todas de la década de 1970. Hasta el presente, como se ha in- dicado anteriormente se han dado cuatro: 1974-1976, 1982-1984, 1990 a 1992 y 2008 al presente. La conclusión reduccionista que siempre identifica factores externos como los causantes ha dejado de ser satisfactoria, como también es inaceptable la que le atribuye el fracaso a factores internos única- mente. Más importante que el origen de la crisis es la capacidad de manejo de la misma que tengan los países y, la complejidad, que es su medio, exige alternativas conceptuales heterodoxas. Las estadísticas de la economía de Puerto Rico, aún fuera de esos periodos de recesión, tampoco han dado señas de vitalidad ni de cambios estructurales favorables a mediano y largo plazo. Los in- dicadores de dependencia tanto de la población como del gobierno en fondos federales, la declinante y relativamente baja tasa de par- ticipación laboral y la persistente alta tasa de desempleo han estado Proporción de Inversión doméstica bruta en capital fijo en el PIB real 1950 (15.4%) 1960 (21%) 1970 (27.8%) 1980 (14.3%) 1990 (15.6%) 2000 (19.3%) 2010 (12.9%)

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