Catálogo de Investigaciones | 2010-2011

Artes & Humanidades 24 Catarsis de una niñez; misticismo católico El autor comparte su propuesta artística: cómo esta nace, cómo se desarrolla y cómo finalmente toma cuerpo en su pintura. Sus imágenes de Cristo provienen de la niñez. Su padre, un hombre sumamente católico y devoto, posee el disco de Mi Cristo roto, del padre Ramón Cué, en la que el declamador cuenta la historia de su relación con una talla de Cristo a la que le faltan la cruz, la cara, el brazo derecho, la mano izquierda, la pierna derecha y el pie izquierdo. Esta experiencia de oír el disco, unida a la fascinación por los grandes maestros del Renacimiento y el Barroco, Rembrandt y Caravaggio, logran la influencia necesaria para ejecutar su obra. Dice entonces que esos dos elementos logran que se interese por recrear, como lo hicieron los grandes maestros, a través de la pintura, un lenguaje que pudiera exponer todo el cúmulo de enseñanzas que había atesorado a través de los años. Sus dos pasiones, la religión y la pintura, se mezclan en su obra de arte. La primera manifestación se da en las imágenes de un Cristo, de la Divinidad, sin rostro, que adaptan de diferentes modos las otras religiones del mundo. La segunda manifestación es la humana, representada con el cubo Rubik, porque como alega Jung, el cuadrado representa el estado pluralista del ser humano. La decisión de utilizar el cubo como símbolo surge de la idea de “desarmar”. El ser humano se desarma en estadios de cuerpo y de alma. Esta propuesta aflora del fervor místico y la pasión por la pintura. Julio Rivera Rosario mentor prof. Beverly zapata arte

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