Koinonia | 2005-2006

Puerto Rico: tiempos peligrosos 111 Giuseppe Zaffaroni es profesor de Filosofía en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico y Director del Instituto de Doctrina Social de la Iglesia. Puerto Rico está atravesando tiempos peligrosos: por su bienestar, por su convivencia pacífica y por su identidad como pueblo. Por confrontaciones e intereses de partido se está dejando que el País vaya a la deriva, como un barco en el que la tripulación está demasiado ocupada peleando por el control del cargamento, en lugar de prestar atención a la ruta de la navegación. Por todas partes se levantan gritos de alarma, pero no se ve una vía de salida. No se trata de ser una voz más en esta pelea pública; pero es evidente que Puerto Rico ha llegado a una etapa decisiva de su historia. Sea cual sea el juicio sobre lo que ha pasado en las últimas décadas es evidente que las economías del Estado Libre Asociado están colapsando: como una sábana demasiado corta, que al halarla, algo queda siempre descubierto. De hecho, la confrontación entre Gobernador y Legislatura acabará simplemente con hacer pedazos la sábana y es lógico que sean los sectores más débiles e indefensos los que quedarán desamparados. Urge un nuevo modelo de desarrollo. Hay que pasar de las discusiones acerca de cómo repartir el dinero que queda, al estudio de cómo es posible volver a producir riqueza en Puerto Rico. En estos días se está hablando poco de trabajo. No se tiene el valor de reconocer que la vida es difícil. Queremos mecernos en la ilusión de que la responsabilidad es siempre de los otros (del otro partido, de los políticos, de los delincuentes…), de que basta quejarse o protestar y luego seguir cuidando sólo de nuestros intereses individuales. No habrá desarrollo, bienestar y paz si no estamos dispuestos a sacrificar nuestras vidas. Por amor, y no por necesidad. PUERTO RICO: TIEMPOS PELIGROSOS Giuseppe Zaffaroni La confrontación entre Gobernador y Legislatura. La grave crisis económica. Urge un nuevo modelo de desarrollo. Sobre todo urge un cambio de mentalidad. La responsabilidad de los cristianos.

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