Koinonia | 2005-2006

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 15 realidades e instituciones, sean éstas políticas o económicas. Éstas existen para la persona y para su promoción integral y no vicevers a [7] . En efecto, en la individuación de un paradigma interpretativo que pueda expresar lo mejor posible el pensamiento de la Iglesia Católica sobre el tema de las realidades e instituciones económicas y políticas, considero que el más significativo y fecundo con implicaciones prometedoras es el indicado por el principio del primado de la persona humana. Si queremos traducir en términos de cultura social, económica y política esta perspectiva, se debe afirmar que las realidades e instituciones económicas y políticas encuentran su finalidad en la promoción y defensa de los derechos fundamentales de la persona humana. En el n. 388 del Compendio se afirma: «En los derechos humanos están condensadas las principales exigencias morales y jurídicas que deben presidir la construcción de la comunidad política. Estos constituyen una norma objetiva que es el fundamento del derecho positivo y que no puede ser ignorada por la comunidad política, porque la persona es, desde el punto de vista ontológico y como finalidad, anterior a aquélla: el derecho positivo debe garantizar la satisfacción de las exigencias humanas fundamentales». 8. El Compendio subraya oportunamente otro dato acerca de las realidades e instituciones económicas y políticas: éstas encuentran el sentido de su ser y actuar en una constante referencia al principio del bien común. Si alguien de ustedes tiene la paciencia y la disponibilidad de recorrer las páginas del índice analítico del Compendio , se dará cuenta que la voz bien común es una de las más frecuentes y articuladas. Por el contrario, en ocasiones se tiene la impresión que esta voz haya sido suprimida de la agenda de la actual vida económica y política, y que haya desaparecido del vocabulario de la gente, más propensa a hablar, por lo general con términos individualistas, de bienestar más que de bien o de bien común. La doctrina social, que usa el sano criterio de no seguir la moda sino la verdad, continúa proponiéndolo con fuerza e insistencia, describiendo su perfil con las siguientes palabras: « El bien común no consiste en la simple suma de los bienes particulares de cada sujeto del cuerpo social. Siendo de todos y de cada uno es y permanece común, porque es indivisible y porque sólo juntos es posible alcanzarlo, acrecentarlo y custodiarlo, también en vistas al futuro . Como el actuar moral del individuo se realiza en el cumplimiento del bien, así el actuar social alcanza su plenitud en la realización del bien común. El bien común se puede considerar como la dimensión social y comunitaria del bien moral» (n. 164).

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