Koinonia | 2005-2006

Memoria e Identidad 43 mismo tema en dos versiones complementarias, quizás en géneros literarios diversos. Era parte de su versatilidad como pensador y artista. Repetirá esta misma complementariedad en el libro sobre su vida como Obispo ( ¡Levantaos!, ¡Vamos !) y su Exhortación Apostólica sobre el ministerio del Obispo, Pastor gregis . 3) Tríptico Romano (2003), es un libro de poemas. Tengo que confesar que no sólo toda poesía al ser traducida pierde mucho, sino que también el verso libre, de densidad filosófica existencialista que prefiere Wojtyla en la mayor parte de sus poesías, ni lo entiendo mucho ni me acaba de gustar, así que no puedo opinar muy felizmente sobre esta obra. 4) ¡Levantaos!, ¡Vamos! , publicado en mayo de 2004, a poco menos de un año de haber celebrado su vigésimo quinto aniversario como Sumo Pontífice y a los 45 años de haber sido electo Obispo, recoge sus íntimas reflexiones sobre su experiencia episcopal. Si Don y Misterio , reflexiones sobre su vocación sacerdotal y sus primeros años como sacerdote, complementaba la Pastores dabo vobis , sobre la formación y vida del presbítero, este libro complementa la Exhortación pos sinodal Pastores gregis, sobre le ministerio del Obispo en la Iglesia, del 16 de octubre de 2003. Wojtyla mismo indica que este libro fue cogiendo forma cuando escuchaba a los demás Obispos dar sus testimonios sobre el ministerio episcopal durante el Sínodo de Obispos del año 2000 celebrado en Roma. Él lo escribe para dar a conocer la grandeza del ministerio episcopal, las dificultades que conlleva y la alegría que comporta desempeñarlo fielmente. El tono de este libro es muy parecido a Don y misterio . Karol. Wojtyla era un hombre que ponderaba lo hermoso del paso de Dios por su vida y reflexionaba en su corazón profundo y emocionado, el amor misericordioso de un Dios Padre y tierno. En este escrito, obra de un anciano físicamente inválido, se evidencia el optimismo cristiano, la esperanza de un creyente ante el misterio de una vocación dificilísima, sobre todo después del Concilio Vaticano II. Wojtyla se alegra al revivir sus experiencias muy particulares y muy polacas que las comparte porque entiende que en ellas se refleja algo de lo universal, algo que debiera resonar en cada Obispo. Hace confidencias y recorre los ríos, montañas, vecindarios, santuarios de su amadísima Polonia, rescata conversaciones con sus amigos y conocidos. Incluso delata inocentemente palabras y gestos proféticos, tales como los del Arzobispo de Cracovia que, al recibirlo como Obispo Auxiliar, dice de él: “ Habemus papam ” (p. 23). Nos devela el vínculo místico entre el santuario de Jasna Gora, la Virgen

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