Koinonia | 2005-2006

La Familia en el Magisterio de Juan Pablo II 70 relaciones introduce a toda persona humana en la familia humana y en la familia de Dios que es la Iglesia (FC 15). El binomio de los deberes paterno filiales, engendrar y educar, vale no sólo para la sociedad sino para el ministerio de engendrar y educar en la Fe (cfr. FC 15). En la FC 16 el Papa sigue sintetizando lo expuesto en Amor y Responsabilidad y nos habla de la relación entre el valor de la virginidad y el matrimonio: si no se estima el matrimonio no se puede estimar su renuncia por un amor más grande. La renuncia a la fecundidad física hace espiritualmente fecunda a la persona virgen, padre y madre de muchos (FC 16). El Papa en un parrafito breve también incluye a las personas que sin consagrarse en la vida sacerdotal o religiosa, se quedan solteros y aceptan su situación en espíritu de servicio. En la tercera parte de la FC, el Papa reitera los principios de la vida de la familia que nace en el matrimonio y amplificada la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor como una participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo por su Iglesia (FC 17). Habla de los 4 cometidos generales de la familia: 1) formar una comunidad de personas, 2) servir a la vida, 3) participar en el desarrollo de la sociedad y 4) participar en la vida y misión de la Iglesia (FC 17). El Papa pasa a describir los atributos del amor matrimonial, que debe ser entre un hombre y una mujer, con carácter indisoluble. Aquí el Papa habla a los divorciados que no se han vuelto a casar y que siguen dando un testimonio de fidelidad aunque hayan sido abandonados. Estos siguen siendo signos ante la comunidad de creyentes y deben ser apoyados por la Iglesia (FC19). Parte de esa comunidad de personas supone el elemento educativo de los hijos. La familia es una escuela de humanidad más completa y más rica (FC 21). ¡No en balde notamos las carencias de hogares fragmentados y las consecuencias tantas veces muy nefastas en la educación humana, moral y social de los hijos! La educación institucional no puede suplir, ni muchas veces remediar, esta deficiencia en la primera escuela que es la familia. La autoridad de los padres es un ministerio a favor de los hijos para permitirles adquirir una libertad verdaderamente responsable (FC 21). En este contexto, el Papa habla del gran espíritu de sacrificio que deba caracterizar la comunión familiar, donde muchas veces se hace una experiencia de perdón y reconciliación (FC 21). El Pontífice pasa a hablar de los distintos integrantes de la comunidad de personas de la familia. Habla explícita y primeramente antes de hablar sobre los padres, sobre los derechos y deberes de la mujer en la familia. Ella tiene una igual dignidad y responsabilidad respecto al hombre (FC 22).

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