Koinonia | 2005-2006
Paul Ricoeur: una lectura de la condición del hombre contemporáneo 97 imperfección. Por una parte lo padecemos, y por otra parte lo cometemos: por eso no hay mal sin libertad, no hay mal sin la intervención del ser humano. Esto lleva a Ricoeur a formular la paradoja. Si miramos el relato del mal en la Biblia, en el libro del Génesis, el mal considerado como simbólico mítico, encontramos que se habla de la entrada del mal al mundo. La tentación, por la cual Adán coge la manzana expresa, simbólicamente, toda la entrada del mal. Ricoeur hace de esa página bíblica una página simbólica, poética, como cualquier otro mito que pueda proceder de Grecia o de Oriente. Y digo yo que también puede proceder de Occidente porque la mitología, toda esa mitología mesoamericana, concurrió un poco en lo mismo. No es tan fácil seguir el mal por la libertad. Adán, ¿decidió coger la manzana? No. Analicemos bien el lenguaje del mal en la Biblia. Vemos hasta qué punto se establece una secuencia dramática que va reduciendo responsabilidades a un orden anterior. A Adán, quien le presenta la invitación a coger la manzana, es Eva. Y, a Eva, quien le presenta la misma invitación, es la serpiente. Serpiente que en toda la simbología clásica significa lo telúrico, lo terreno, lo menos elevado, aquello que siempre arrastra hacia abajo. Ricoeur concluye y dice: Adán es responsable tanto de la culpa que comete, cuanto que es, a su vez, víctima de toda una situación a la que el análisis del mito lo remite, hacia la anterioridad, hacia el malestar. Esto nos lleva a dejar en Ricoeur una - diríamos así- actitud de expectativa o, como él dirá, una actitud de que “puedo comprender el malestar en el mundo, puedo decir que es paradójico, pero de ninguna manera puedo explicarlo”. Todos los que se han aproximado a la filosofía saben hasta qué punto los problemas del mal, del pecado y de la concurrencia divina en la acción del ser humano han desatado literaturas que llegaron hasta nuestros tiempos. El tema se encuentra no sólo en la discusión renacentista, sino en la filosofía española referida al Concilio de Trento, y también en toda la filosofía posterior. Quiero decir que es una problemática con una amplia repercusión dentro de la filosofía y es en este sentido que Ricoeur la recoge. No, no es fácil decir: el mal por la libertad, la libertad por el mal. Pero Ricoeur no escapa a la dificultad que aparece en la secuencia dramática, que lleva a la comisión del pecado y a la exclusión del paraíso. Allí aparece la promesa del redentor. El mal es tanto sufrido cuanto cometido, cierto, pero tiene remisión. El mal no es un destino irreparable.
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