Koinonía 2006-2007

La familia: lugar de paz y reconciliación 17 impone su gusto particular, sin importarle el del esposo, logrará su gusto, pero perderá al marido. El marido que respeta la personalidad de su esposa, que con ella comparte la autoridad, que pone en la mujer algo de su equilibrio viril, que sabe ser apoyo en la aflicción, estimulante en el desgano, no sólo encontrará de premio una esposa excelente, sino la madre ideal para sus hijos. Hay que abrirse a la reconciliación y al perdón Para que la familia pueda permanecer unida y fomentar la comunión en la sociedad, debe practicar constantemente la reconciliación y el perdón. Las familias, los grupos, los estados, necesitan abrirse al perdón para remediar las relaciones interrumpidas, para superar situaciones de estéril condena mutua, para vencer la tentación de excluir a los otros, sin concederles posibilidad alguna de apelación. Como decía Juan Pablo II: “Una familia que reza unida, permanece siempre unida”. El hombre, “caña pensante”, vivo interrogante, no ha dejado de formularse esta cuestión fundamental: ¿De dónde procede el misterio del mal? ¿Cuál es la causa profunda de los conflictos que separan a la humanidad y que constantemente desgarran el tejido de la convivencia y de la comunión entre los hombres? Esto ha llevado naturalmente a profundizar en el pecado y en la naturaleza del hombre. Una de las reflexiones más maduras, en un momento avanzado de la reflexión teológica, no es presentada en el libro del Génesis. Creado amorosamente el hombre por Dios, éste pretende reemplazar su condición de criatura en una especie de suplantación de Dios. No reconoce su dependencia. No obedece. Es la seducción del “seréis como dioses...” (Gen. 3,5). En la relación de la fidelidad a Dios se abre el camino de la vida, con su negación se abre el camino de la muerte, de la división. El hombre por el pecado ha recibido una profunda herida en su propio ser, la cual es raíz de las divisiones entre los hombres. Por el rechazo del don y de la amistad de Dios, el hombre se destruye a sí mismo. Queda

RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=