Koinonía 2006-2007

La familia: lugar de paz y reconciliación 20 Santa Mónica, mujer sabia y firme en la fe, les invita a no desalentarse, sino a preservar en la misión de esposas y madres, manteniendo firme la confianza en Dios y aferrándose con perseverancia en la oración. En cuanto a Agustín, toda su existencia fue una búsqueda apasionada de la verdad. Al final, no sin un largo tormento interior, descubrió en Cristo el sentido último y pleno de su vida y de toda la historia humana. En la adolescencia, atraído por la belleza terrena, “se lanzó” a ella – como dice el mismo (cf. Confesiones , X, 27-38) – de manera egoísta y posesiva con comportamientos que produjeron no poco dolor a su piadosa madre. Pero a través de su fatigoso itinerario, también gracias a las oraciones de ella, Agustín se abrió cada vez más a la plenitud de la verdad y el amor hasta la conversión, ocurrida en Milán, bajo la guía del obispo San Ambrosio. Así permanecerá como modelo del camino hacia Dios, suprema Verdad y sumo Bien. Un famoso himno de las Confesiones expresa en cuatro pequeñas estrofas el drama del pecador, sus trabas, la llamada de Dios y la maravilla del descubrimiento. ”Tarde te amé, Belleza antigua y tan nueva, Tarde te amé. Lo que me mantenía lejos de ti, Eran tus criaturas, Que no existen más que en ti. Me llamaste, gritaste, Y venciste mi sordera. Me mostraste tu luz, Y tu claridad expulsó mi ceguera. Expandiste tu perfume, Lo aspiré, Y suspiro tras de ti. Te he probado, Y tengo hambre y sed de ti. Me has tocado, Y ardo en deseo de tu paz”.

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